Paulo Freyre y la educación como poder transformador
Por SUSANA TORRALBO
Dentro del contexto latinoamericano y como característica intelectual de nuestros días, el tema del analfabetismo y la cultura, a veces propuesta como “popular”, forma parte de una problemática que nos incumbe a todos, y nos preocupa que la misma se desarrolle cada vez más en nuestra América.
Si nos remitimos a las ciencias sociales, podrá verse que la palabra. “cultura” señala por un lado, el modo de vida de una comunidad y sus productos (cultura objetiva), y por el otro, la acción, el proceso de contribuir a esa cultura objetiva, de asimilarla y transmitirla (cultura subjetiva). Así podemos aproximarnos a una definición de lo que puede entenderse por “cultura popular”, o sea la acción y el resultado de cultivar al pueblo en su conjunto. Este proceso según quien lo encare o con qué fines se quiera aplicar, podrá ser de domesticación o concientización. En el primer caso, el proceso de domesticación consistirá en mantener el estado de cosas de modo tal que beneficie a quien lo realiza y en el segundo será la tarea de despertar el sentido crítico para tratar de modificar una situación que no corresponde al bienestar general.
En este sentido puede verse cómo el problema cultural está relacionado con la educación, ya que por intermedio de, ésta se logrará una concientización tal que el hombre, a través de una praxis verdadera, superará su estado de objeto y asumirá el papel de sujeto de la historia.
A efectos de ahondar en esta problemática, se puede tomar como ejemplo esclarecedor de la misma, la teoría pedagógica del profesor brasilero Paulo Freire.
Profesor de Historia y Filosofía de la Educación en la Universidad de Recife hasta 1964, comienza ya en 1947 a preocuparse por la educación de adultos, tan urgentemente necesitada en su país, y así surge su nueva metodología que implementa en el Nordeste entre los analfabetos. Entre los años 1963-64 el sistema se fue extendiendo a casi todas las capitales de los estados con el patrocinio del gobierno federal siendo también aplicada con posterioridad en otros países latinoamericanos.
En su libro La educación como práctica de la libertad al referirse a la cultura dice: “A partir de las relaciones del hombre con la realidad, resultantes de éstas con ella y en ella, por los actos de creación, recreación y decisión, éste va dinamizando su mundo. Va dominando la realidad, humanizándola, acrecentándola con algo que él mismo crea, va temporalizando los espacios geográficos, hace cultura. Y este juego de relaciones del hombre con el mundo y del hombre con los hombres, desafiando y respondiendo al desafío, alterando y creando, es lo que no permite la inmovilidad ni de la sociedad ni de la cultura. Y en la medida en que crea, recrea y decide se van conformando las épocas históricas”.
Ejemplificando estos conceptos y para ver claramente cómo se llega a ellos mediante un diálogo que sé realiza entre el coordinador de grupo y los alfabetizandos, se da como prioritaria la distinción existente entre el mundo de la naturaleza y el de la cultura. Se hace notar que la posición normal del hombre como ser en el mundo y con el mundo, como ser creador y recreador que mediante su trabajo va alterando la realidad, transformándola y humanizándola.
Así se destaca el hecho de que una persona, a pesar de ser analfabeta, bien puede hacer cultura aunque pertenezca a una cultura iletrada por el hecho de no conocer las técnicas de la lectoescritura para posteriormente analizar el porqué de la necesidad de llegar a una cultura letrada para, a partir de ahí, poder ahondarla más ampliamente en el nivel de la necesidad espiritual.
De esta manera es como Freire comprende la alfabetización, como una reflexión que el hombre comienza a hacer sobre su propia capacidad de reflexionar sobre el mundo y su posición en él, y su propio poder para transformarl.