America Cantat I
“De Monteverdi a Ligeti”
Por JORGE ARMESTO
La vida coral argentina ha mostrado en los últimos años un vigoroso crecimiento -debido principalmente a la incansable labor de coros y directores-, a pesar de la escasa promoción de su actividad a través de los medios de difusión. Pero durante el mes de octubre del año pasado, en la ciudad de Mar del Plata, se produjo un acontecimiento muy importante para esta actividad musical, que marca un punto culminante y quizás el comienzo de una nueva etapa para la vida coral argentina.
En nuestro país la música creció al ritmo de influencias externas. Todas las corrientes musicales que desde las épocas coloniales venían de Europa, encontraron en Argentina fervientes cultores y también detractores. Así, nuestra tradición musical está hecha las mas de las veces de tendencias contrapuestas, pero, sin embargo, pudo desarrollarse un pensamiento musical genuinamente argentino que, en algunas épocas, dominó el panorama musical nacional y otras veces permaneció sumergido, cuando no aniquilado como acontece actualmente.
La actividad coral no estuvo ajena a estos fenómenos que provenían del exterior, por ejemplo, fue necesario que viniera un coro universitario norteamericano (el Coro de la Universidad de Yale) para que en el país brotara el movimiento coral universitario, que fue muy intenso; o que el conjunto coral “The New York Pro Música Antigua”, trajera la música española antigua para que acá se comenzara a cultivarla y así empezaron a proliferar los conjuntos dedicados a la música antigua. Pero quizás, fue el curso magistral para directores de coros que a mediados de los años sesenta dictara al gran maestro Robert Shaw, para que nuestros directores y coros emprendieran una nueva senda que se tradujo en búsquedas de mayor perfección en el sonido coral, mayor exigencia en la afinación natural de las voces, mayor amplitud en la elección de repertorios, preocupación por el sentido del estilo y la expresión y conciencia artística y por la dimensión comunitaria del canto coral. Precisamente este último aspecto, movilizador de gentes e instituciones, tuvo como protagonistas en las dos últimas décadas a algunos coros especialmente del interior del país y que culminó en la concreción de la “América Cantat I”, en Mar del Plata. Para llegar a esto hubo que recorrer un largo camino, muchos años de pruebas y experiencias con coros, directores, músicos, organizadores de conciertos, autoridades pertinentes, instituciones artísticas, etc. Podríamos decir que para que pudiera realizarse la “América Cantat I” en la argentina, alguien tuvo que empezar cantando en un coro hace treinta años y hacerse un experto en organizar conciertos corales, viajes de coros por el interior y exterior del país, ser capaz de movilizar centenares de personas en festivales y encuentros corales, diseñar itinerarios de conciertos y giras para coros visitantes y también ocuparse en organizar cursos para directores de coro, seminarios nacionales e internacionales con la presencia de distinguidos directores argentinos y extranjeros. Bien, todo esto lo tenía que hacer alguien, concretamente una persona de carne y hueso y que tuviera tanta voluntad y fuerzas para llevar adelante sus convicciones y amor por la música coral, y movilizar a su alrededor un importante número de colaboradores. Y esta persona se llama Ricardo Denegri, 48 años, platense, casado, cuatro hijos, de profesión diseñador industrial y profesor universitario, y también cantante de coro y, por sobre todo, alma mater de gran parte del movimiento coral argentino. No hubo año que Denegri no organizara algo para los coros desde que comenzó como integrante del Coro del Bachillerato de Bellas Artes de la Universidad de La Plata, en 1962. Al poco tiempo ya trabajaba en la promoción y el funcionamiento del “Camping Coral de Villa Gessel”, un legendario hogar de verano para todos los coros argentinos y que todavía funciona; luego vendrían los seminarios para directores, por ejemplo en Tucumán y Termas de Rio Hondo y otros puntos del país; las Cantatas Bonaerenses, exitosas como experiencias inéditas en la vida musical del país y generadoras de fuertes lazos de comunicación entre los coros. Toda esta labor, difícil de resumir, tuvo su punto de trascendencia en la “América Cantat I” o “Primera Cantata Americana”, donde se inscribieron 700 personas que se instalaron en Mar del Plata durante 10 días para participar de los 11 talleres a cargo de prestigiosos directores argentinos y extranjeros, y dentro de la nutrida agenda de conciertos participar todos los días de los cantos comunitarios en un lugar común de reunión.
Dentro del programa general de actividades de la “América Cantat I” se destacó el Curso Magistral de Dirección Coral a cargo del maestro sueco Eric Ericson y su Coro de Cámara, verdadero lujo musical, donde los alumnos seleccionados trabajaron en alto nivel de perfeccionamiento obras de Monteverdi, Brahms, Britten, Reger, Pizzetti, Petrassi, Bartok, entre otros. La Cantata Americana despertó tanto entusiasmo y también curiosidad que las más altas autoridades de la Federación Internacional de Música Coral (IFCM) se hicieron presentes en Mar del Plata. Así estuvieron Mr. Royce Saltzman, presidente y Mr. Walter Collins, secretario general de la IFCM, como asimismo el presidente y vice de la Asociación de Directores de Coros de los EE.UU., Mr. William Hatcher y Gene Brooks.
La “América Cantat I” se constituyó pues en un acontecimiento espectacular para el devenir de la música coral argentina. Quizás, no fue debidamente promocionada y falte el eco que dan los medios, pero es de esperar para el futuro una mayor plasmación con el medio. Mientras tanto, la IFCM ha distinguido a Denegri nombrándolo “Special Advisor”, único representante latinoamericano en una organización internacional de vastos alcances en la vida musical de todo el mundo, y las perspectivas que se abren para el desarrollo coral argentino son vastas, ya que parece ser intención de Denegri y sus colaboradores. juntamente con el organismo internacional, de organizar la próxima América Cantat de nuevo en nuestro país