Ricardo Horvath: “Los intelectuales se vendieron por un plato de lentejas”
Entrevista de LUIS RAÚL CALVO y ROBERTO DI VITA
El periodista y escritor Ricardo Horvath conduce junto a Eduardo Aliberti el programa “Protagonistas”, que se emite actualmente por Radio “La Red”. Se podrá coincidir o no con Horvath en algunos de sus conceptos, pero lo que no se puede negar es su modo de ser, que intenta corroborar con los hechos aquello que postula desde la teoría, lo cual lo convierte —en principio— en un verdadero comunicador social.
G.A.A.L.C.: Sábato aconsejaba a los jóvenes escritores que no trabajaran como periodistas para no caer en el problema de la redacción…
RICARDO HORVATH: Si, pero ¿cómo hacés?. De algo tenés que vivir. Yo no escribo más porque tengo que trabajar, no tengo quien me sostenga, no tengo becas ni recibo premios de ningún lado.
Trato de mantener mi independencia y esto también te ata mucho. Por otro lado, no me gusta aislarme de lo cotidiano y vivir de fantasías, entonces el periodismo me ofrece estar en contacto con la realidad. Me mufa, me crea problemas, conflictos, me genera amenazas pero también ser así te da cosas lindas como cuando la gente te dice que sigas así, firme, o al revés, cuando te dicen que no están de acuerdo con lo que decís sobre algún tema y entonces tenés la posibilidad de confrontar ideas, alga que es muy rico.
G.A.A.L.C.: Para tus escuchas vos transmitís autenticidad, algo poco común en estos días…
R.H.: Puede ser. A mí no me gusta hablar en teoría. Si yo insisto en sostener que hay que cambiar los medios de difusión como para transformarlos en medios de comunicación, entonces tengo que comunicarme con la gente y a través del micrófono no te comunicás. Te comunicás cuando la gente te ve en una charla, o cuando te llaman los jóvenes estudiantes y te piden que seas su padrino de tesis o te piden algún material sobre radio porque tienen que hacer algún trabajo. Todo esto me lleva mucho tiempo y no quiero dejar de hacerlo, no me gusta pregonar una cosa y hacer otra. Pero volviendo a lo de Sábato, no coincido con él, creo que el intelectual no debe estar encerrado en una torre de marfil. Debe encerrarse para crear, pero a su vez debe estar en contacto con la gente. El intelectual debe ser siempre un contestatario, no debe ser un hombre al servicio del sistema, o al servicio de una empresa.
G.A.A.L.C.: ¿Vos sentís que el intelectual actual, en términos generales, no está comprometido con su tiempo?
R.H.: Yo creo que en la actualidad, los intelectuales se vendieron por un plato de lentejas. No digo todos, porque hay gente que respeto muchísimo por sus actitudes, pero una gran mayoría entró en el posibilismo, primero con Alfonsin y ahora mucho más con Menem. Es decir, estamos en el neoliberalismo, se murió la historia y todos aceptamos esta muerte, pero los que salimos a decir que la historia no se murió, al poco tiempo podemos demostrar que teníamos razón. Cuando hablo de posibilismo me refiero a esa actitud de decir “trato de hacer guita, de estar cómodo, de no comprometerme”. No sé si será por el compromiso de los ’60 ó de los ’70 que muchos bajaron los brazos y dieron marcha atrás.
G.A.A.L.C.: ¿Cómo analizás el hecho cultural en nuestro país?
R.H.: La cultura no existe, al gobierno no le interesa. Tampoco le interesaba a los radicales, pero al menos éstos sacaron la cultura ala calle. El menemismo liquidó todo, hasta el hecho de que la gente se pueda divertir gratuitamente viendo un recital de León Gieco en un parque. Por eso el teatro oficial está como está. Quizá para ellos cultura sea hacer de vez en cuando un seminario de algo y nada más o gastar millones de dólares en traerlo a Pavarotti -que no me parece mal- pero ¿Qué ocurre mientras tanto con la cultura regional, con los músicos, con los artistas plásticos o con nuestros poetas que no tienen posibilidad de publicar su obra?
G.A.A.L.C.: La dupla Eduardo Aliberti-Ricardo Horvath lleva muchos afros en el programa radial “Protagonistas”, ¿qué los une y que los diferencia?
R.H.: Nos une todo y nos diferencia todo. Nos une lo profesional, el coincidir en muchas cosas y disentir en muchas más. Nos une el saber que hay que modificar la radio, pero tenemos criterios diferentes en cuanto a cómo hacerlo.
G.A.A.L.C.: ¿Cuál es el perfil de radio que proponés vos para el momento actual?
R.H.: Yo no me inclino hoy en día por una radio prolija, lujosa, más bien pienso en una radio abierta para todas las inquietudes, una radio de mucho impacto que posibilite la participación de la gente y de los mismos periodistas. Una radio que a lo mejor puede tener muchas desprolijidades, pero que sea una radio caliente, que no quede como una radio fría como suele ser la FM en donde todo sale prolijito, en donde todo sale bien. Creo que en esta coyuntura hay que hacer una radio de ida y vuelta más espontánea, con un lenguaje popular—sin caer en lo chabacano— que las gente vea que el que hace un programa de radio es un ser de carne y hueso y no un ídolo, porque los ídolos se vienen abajo rápidamente.
G.A.A.L.C.: ¿Qué debe ofrecerle la radio a la gente?
R.H.: La radio debe darle información pero no tantas noticias superfluas como le da hoy en día a la gente, porque al final termina desorientádola. Debe exponer las noticias básicas imprescindibles del día y a partir de ahí debe generar el análisis de por qué ocurre ésto y hacia dónde van los acontecimientos. También debe posibilitar la formación de los seres humanos, en todos los planos, resaltando la solidaridad hacia los demás. Una formación por el lado cultural, pero no desde lo que se habla en la élite intelectual, sino cultural desde lo antropológico, hablando del hombre concreto, mostrando todas las culturas regionales, difundiendo todo aquello que el hombre produce. Este es un pueblo que tiene infinidad de escritores, artesanos y artistas plásticos.