Cobra hasta doce años después
Por PATRICIA FAYT
En mayo y junio tuvimos oportunidad de ver en el Museo de Arte Moderno una excelente exposición, muy bien montada, del grupo Cobra, que estuvo representado por más de 150 obras. Estas, que son explosión de color y de ideales comparten un gran nivel expresivo. La palabra Cobra, nombre que caracteriza al grupo, surge de las primeras letras de los nombres de las tres ciudades de las que eran originarios los artistas que lo conformaban, es decir Copenhague, Bruselas y Amsterdam, aunque también hayan formado parte otros, provenientes de distintos lugares de Europa, por lo que se fue convirtiendo en un movimiento artístico internacional.
A través de una revista, llamada como el grupo, hicieron conocer la ideología que los caracterizaba, nacida de una actitud de rebeldía y crítica hacia la sociedad de la época. Era el momento de la posguerra y todos apuntaban hacia una sociedad mejor, persiguiendo que la expresión creadora fuera un derecho universal y una posibilidad abierta a todos los seres “humanos”, como lo afirmó Wilhemijn Stokvis en un trabajo escrito que realizara sobre el grupo. El grupo, que nació en noviembre de 1948 y siguió trabajando hasta noviembre de 1951, estaba conformado por pintores, escultores, poetas. Treinta y nueve artistas estuvieron representados en esta importantísima muestra, algunos de ellos son: Alechinsky, Alfelt, Appel, Allan, Balle, Brands, Bury, Claus, Coilington, Constant, Corneille, Doucet, Ferlov, Gilbert, Gotz, Heerup, Jacobsen, Jorn, Pedersen, Rooskens, Vandercam. Ellos y otros buscaron sus puntos de partida en las culturas primitivas, el arte popular, la caligrafía oriental, las manifestaciones de los niños y deficientes mentales como forma de manifestar su oposición a toda aquella cultura racional de Occidente que había llevado a una 2da. Guerra Mundial.
Estaban en contra de todo aquello que pudiera ser académico y los caracterizaba el trabajo en equipo en la realización de murales, pinturas, dibujos. Cualquier material de expresión servía para sus creaciones, como podían ser material de desecho. Los pintores hacían poesía, los poetas se largaban a pintar o a dibujar, hacían ensamblajes, esculturas, fotografía, experiencias con gente relacionada con el cine.
Surgieron así las obras que combinaban la imagen con la palabra. Todo valía, trabajaban juntos y hasta vivían como una gran familia, interesados en una sociedad con igualdad de condiciones. En realidad, para los integrantes de Cobra la actividad y el proceso creador estaba por sobre el resultado obtenido.
Por todo esto, Cobra fue un movimiento demasiado fuerte y significativo que tuvo continuación y que aún mantiene vivos algunos de sus ideales.