Ser Adolescente hoy
Entrevista al Lic. Sergio Rascovan (*)
Por Nora Patricia Nardo
En realidad está bien la doble pregunta, porque ser adolescente hoy merece tantas respuestas como personas que vayan a responder. Por qué esto de imaginario, porque en realidad hablar de adolescentes es una construcción, antes se hablaba más de adolescencia, yo en el libro «Los jóvenes y el futuro» hago la distinción porque no hay una adolescencia, y tanto respecto de la adolescencia como de los adolescentes hay imaginarios, algunos hablan de imaginarios otros de representaciones sociales depende de la corriente de pensamiento, pero ambos conceptos aluden a las construcciones que se hacen sobre determinado fenómeno social, y en cada época hubo un imaginario social asociado a los adolescentes. En algún momento se decía, justamente por condición de imaginario, que los jóvenes eran rebeldes, contestatarios, revolucionarios y actualmente se dice que son desganados, apáticos, desinteresados. En realidad hay un imaginario asociado a este segmento de la población y que está en articulación con lo que los adultos esperan de estos jóvenes. Habrá que pensar por qué se construye esta idea que intenta homogeneizar a este grupo de gente. Yo creo que tiene que ver con determinados rasgos de la cultura social de la época, es decir si antes se decía que los adolescentes eran rebeldes, contestatarios era porque la cultura estaba como dominada por estos rasgos, por estos valores y actualmente la cultura llamada postmoderna, o de capitalismo tardío o sobre modernidad como llaman otros, está caracterizada por una cuestión de vacío, esto se le agrega a los adolescentes y se los lleva a reproducir estos valores que existen en la sociedad.
Sobre este vacío del que hablás y que caracteriza a nuestra sociedad, seguramente existirán temas que preocupan a los adolescentes de hoy…
Desde ya, cuando decimos esto, en realidad hablamos de un imaginario, de una cuestión de construcción social. Creo que es importante distinguir distintas dimensiones de la problemática. Habría una dimensión biológica que sería los cambios corporales que son indiscutibles en el sujeto en su proceso de crecimiento, podemos pensar que esos cambios generan también algunos efectos en el psiquismo de estos sujetos y estaríamos hablando de una dimensión psicológica, es decir cuáles son los efectos que se producen en el psiquismo debido a este crecimiento y una dimensión social qué es en que cultura y en qué sociedad se insertan estos códigos.
Ser adolescente es un proceso que genera mucha angustia y es interesante porque en general se puede ver al adolescente en otra posición como muy divertido, muy exultante, gozando de su condición de adolescente y yo creo que en algún sentido esto es así y en otro funciona como encubridor social que ayuda a apañar la angustia que produce ser adolescente hoy.
Esta angustia, esta preocupación está dada en todas las clases sociales pero ¿es mayor en ciertos sectores de mayor riesgo social?
En otra época el adolescente pugnaba por ocupar un rol más adulto en todo caso competía con el adulto acerca de qué forma iba a ejercer la autoridad, le disputaba los criterios de verdad, los valores, de última el adolescente quería ser adulto, asumir responsabilidades. Hoy lejos está como fenómeno social, en general se escucha decir a los adolescentes «no tengo ningún apuro en crecer” “no quiero crecer», «no quiero ser adulto», entonces la estructuración social ayuda que también la salida al mundo adulto se vaya dilatando a través de los estudios superiores por ejemplo.
Vos preguntas si estos fenómenos pasan en todas las clases sociales, podemos decir que no, este alargamiento está asociado con la idea de moratoria, la sociedad le da al adolescente el mensaje: te esperamos para que crezcas y una vez que estés preparado para salir a la vida social y productiva lo haces, pero como para eso hoy el trabajo está más complejizado necesitás formarte, prepararte, capacitarte, y también te damos la posibilidad de que lo hagas, cuando estés listo te esperamos.
Pero entonces obviamente no todos los que están dentro de este grupo etario comparten esta condición de moratoria social. Es decir, si bien la sociedad dice los esperamos, no genera las condiciones para esperarlos a todos, según las diferencias sociales serán las distintas formas de gozar de esta moratoria. Por lo tanto quien no goza de esta moratoria social vive la adolescencia de manera distinta.
La crisis social y económica del país le pega de otra manera al adolescente que no goza de la moratoria social…
Sí, además los fenómenos de exclusión no distinguen entre adultos, niños y jóvenes, seguramente para los que son adolescentes está como dificultado su inclusión en la vida social o sea que quedan marginados de los dos grandes circuitos que organizan un poco la vida social -que es el trabajo y el estudio-. Aquel que no esté dentro de estos dos circuitos queda marginado y en el adolescente esto funciona, me parece, como un fenómeno que profundiza su condición de vulnerabilidad.
El adolescente es vulnerable no porque sea marginado social, es vulnerable porque está en un proceso de reestructuración psíquica, de búsqueda de su identidad, de afirmación de un lugar en la vida familiar y social, todo ese trabajo psíquico hace que esté en un momento de mayor vulnerabilidad.
A esa vulnerabilidad psíquica se le suma el hecho de la vulnerabilidad social, si un adolescente o joven en estas circunstancias de estructuración subjetiva tiene además la dificultad de no poder insertarse en la vida social y cultural, queda a expensas de ciertos fenómenos de la sociedad actual vinculado con el consumo en general.
Si pensamos en un joven marginal que no puede acceder a los bienes de consumo queda como muy expuesto a los fenómenos de violencia, delincuencia y drogadicción que son formas fallidas en todo caso de integración a la vida social. Es curioso pero a la vez es dramático como la gente busca alguna manera de encontrar un sentido a su vida cuando están cerradas las posibilidades de acceso a lo simbólico y a lo productivo.
¿Qué otros modelos identificatorios eligen hoy los jóvenes?
Los personajes con los que más se identifican son los padres. No es esto una investigación, pues la muestra debería ser más amplia pero yo lo escucho mucho, con el esfuerzo de los padres, el afecto, el cuidado, atributos que ellos quizás toman como necesarios para su propia construcción personal, en algunos casos rasgos parciales de personajes del deporte, de la música, pero mayoritariamente toman a los padres.
¿Cómo es vivido el tiempo por los adolescentes?
Hoy es el tiempo, «Carpe Diem», vivo hoy. Esta cultura del adolescente que no sólo es de los adolescentes sino también una cultura de los adultos, que privilegia el consumo encuentra en los adolescente un buen mercado. Yo creo que la inmediatez está muy asociada con la angustia del futuro. Hay una cosa de pasarla bien, vivir el momento, pero cuando uno tiene la posibilidad de hablar con los adolescentes fuera de lo que son los fenómenos más de masa, donde hay una cosa de imitación, de contagio afectivo, donde ahí se repiten algunas ideas y no se sintoniza nada, cuando uno tiene la posibilidad de hablar con un adolescente en particular, a veces, advierte que esto no es tan así como se difunde, los valores de la inmediatez, de lo frívolo y de lo poco comprometido. Me parece que aparece la angustia por no saber como incluirse en la vida social, que estos valores no son un dispositivo creado singularmente por un sujeto que activa este mecanismo de defensa, sino que casi es una defensa construida socialmente y esto funciona como protector para el joven que se asume como tal «yo no pienso demasiado en el futuro», sin embargo a medida que un joven está próximo a terminar la escuela y comienza a pensar en su proyecto esto aparece como preocupación seria y comienza a resquebrajarse esta cosa de la inmediatez.
Acerca de los ideales ¿existen en los adolescentes de hoy utopías?
Lo que observo es que la sociedad actual le brinda muy pocas posibilidades a los jóvenes y a los adultos también de tener utopías. Cuando se hablaba de las utopías de la década del 7O, eran utópicos no sólo los jóvenes sino también los adultos de esa época. ¿Quiénes dejaron de ser utópicos, los jóvenes, los adultos? Me parece que la sociedad se ha deteriorado tanto que hoy es difícil, sin embargo sigue habiendo hoy sujetos sociales sean jóvenes o adultos que tienen utopías, la utopía muy vinculada con la resistencia, es muy difícil poder construir horizontes al cual dirigirnos, porque en algún otro momento había una idea de que era posible otro modelo de sociedad. Esta etapa de la cultura moderna generó un vacío muy fuerte y es difícil poder construir utopías.
Hay gente que sí, justamente estoy haciendo un trabajo con el grupo Catalina Sur, un grupo de teatro en la zona de Barracas que están desde el año 83 trabajando a nivel comunitario, hacen teatro comunitario, no hacen teatro para la comunidad sino de la comunidad. Los mismos vecinos son los actores.
La utopía desde el arte…
Desde el arte entendido como cambio social también hay como una articulación de la dimensión artística y la dimensión política. no es excluyente, o una cosa o la otra, hay una concepción que articula.
También tengo la posibilidad de hablar con jóvenes que participan en experiencias comunitarias a través de parroquias, escuelas, que hacen trabajos solidarios en barrios populares, en villas de emergencia. Me parece que no todos están pensando en la lógica competitiva de un mercado y en una inserción individual de «sálvese quién pueda», hay quienes todavía tienen esta forma de pensar su vida y la de los otros.
En tu libro decís que la escuela media está anclada en el siglo XIX… ¿Cómo repercute esto en las aulas y en los alumnos?
Hoy la escuela está con muchas dificultades para sostenerse con la realidad de los cambios en la vida social, porque intenta conservar su marca de origen. Entonces la escuela va como atrás, lo más rápido que puede, pero nunca llega.
¿Por qué?
Porqué se ha burocratizado, porque cambiar las estructuras escolares no es fácil, cambiar estructuras en el Estado no es nada fácil. Una persona con pensamiento neoliberal podría decir «eso es problema del Estado, habría que privatizar todo», porque todo se ha burocratizado y en realidad la tensión está justamente en eso, porque hay que defender la condición de educación pública con todos los atributos, gratuidad, laicidad etc. Pero a su vez, el desafío está en cómo sostener una educación organizada y amparada por el Estado, que tenga formas mucho más dinámicas que hoy.
¿Te parece que en la institución educativa tal como funciona en este momento se pueden trabajar las problemáticas de los jóvenes?
La escuela hoy debería tener como preocupación fundamental no sólo la transmisión sino también la elaboración de ciertos discursos y mensajes que circulan en la vida social. Yo creo que como parte de la misión de la escuela es tratar de favorecer algún nivel de elaboración vinculado con el pensamiento crítico, me parece que el tema es tomar conciencia de ciertas cosas y no tampoco normatizar, es decir no vamos a tratar que todos los alumnos piensen de cierta manera para que compartan con nosotros una visión crítica de cierto programa de televisión, porque transmiten valores que nosotros no compartimos.
¿Cómo no hablar con ellos sobre estas problemáticas que genera el ser adolescente o compartir los beneficios que ellos sienten o puede llegar a tener?
No inocularles la idea de problematización, vos tenés que vivir esto problemáticamente, sino en el sentido de: revisemos las distintas aristas que tiene este fenómeno en el cual vos estás participando y por lo menos sé consiente de que estás dentro de una estructura social que pretende ciertas cosas. Esta es la idea que tendríamos que tratar de seguir estimulando nosotros desde nuestros lugares, a que la escuela permita la circulación de este tipo de temáticas.
Lic. en Psicología (UBA). Autor de numerosos artículos publicados. Coautor del libro “Orientación vocacional. Aportes para la formación de orientadores”.
Autor del libro “Los jóvenes y el futuro”