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León Gieco y David Lebón

Dos músicos con cerca de 30 años de historia

Nota y Fotografías : Daniel Horacio Grad

 

Tanto a León Gieco (que se presentó con una serie de seis recitales en el Teatro Sky Ópera) como a David Lebón (que se presentó con dos recitales en La Trastienda) les tocó cantar y llevar adelante un espectáculo en el mes de diciembre de 2001, en un tiempo en el que nuestro país estaba atravesando momentos político/sociales sumamente complicados.
Por sus coincidentes períodos de carrera, por la posibilidad de charlar con los dos, “Generación Abierta” comparte ambos reportajes. Debido a los hechos ocurridos días después, el 20 de diciembre de 2001 esta entrevista trasciende el plano musical para convertirse en un documento valioso de nuestra historia política más reciente.

Generación Abierta: ¿Cómo te presentás?
León Gieco: Como un músico que hace música en vivo, mientras la gente va entrando, como hice hoy, en el intervalo… un músico de intervalo.

G.A.: ¿Qué es la cultura?
L.G.:
La cultura es lo que hay, lo que tenemos. La cultura de un pueblo es lo que hay. En este país hay chamamé, hay rock, hay chacareras, hay chotis, tango, milonga, bayonga, baguala, vidala, carnavalitos, guaynos, chayas, escondido, gato… todo eso que hay hace a la cultura musical. Después existen otro tipo de culturas. La cultura política, por ejemplo, que en nuestro país es un desastre y medio. Existe una cultura de la mafia. En síntesis: las diferentes culturas se juntan. Después hay otras culturas artísticas con grandes pintores, escultores, cantantes, poetas, novelistas. Es lo que tenemos.

G.A.: Tenés encima unos cuantos años dentro de la cultura, entonces ¿qué diferencia ves entre aquella cultura de tus orígenes dentro del espectáculo y lo que hay hoy?
L.G.:
Ninguna. No hay diferencia. Lo único que cambió fue que el pueblo sufrió de diferentes gobiernos militares, represores, torturadores, gente que ha hecho desaparecer personas, fascistas, nazis y después tuvimos una seguidilla de gobiernos democráticos flojos, endebles. Primero con Alfonsín cuando dio la “obediencia debida” y el «punto final», después con Menem que fue un gobierno de corrupción total y ahora De la Rua con un gobierno que no dice nada, que está a punto de estallar… Nada más que eso cambió. Todo lo demás siguió. La cultura, la música… siempre con pocas posibilidades, por supuesto, pero siguieron existiendo.

G.A.: ¿Qué es lo que te pasaba durante la dictadura? ¿Qué es lo que creías que se podía hacer? ¿Qué es lo que pudiste hacer?
L.G.:
Mientras que no te mataran podías hacer la música de la resistencia, como me pasó a mí. Hay otros periodistas, psicólogos, mucha gente que ha muerto en la época de la dictadura.

G.A.: Hablás de la resistencia y en Argentina suele haber una Marcha de la Resistencia. ¿Cómo la ves hoy? ¿Cómo ves en nuestro país esta resistencia?
L.G.:
Argentina en este momento es un «cambalache» como fue siempre. Está la resistencia, están los torturadores sueltos, viene Garzón, Urso que quiere emplear la justicia y no lo dejan… esa gente que ha votado que la «obediencia debida» y el «punto final» son inconstitucionales y no los dejan. Es todo. Pasan muchas cosas en Argentina, se sabe todo y nada se concreta a nivel justicia… o sea: la justicia mira pero no ve.

G.A.: “Bandidos Rurales” ¿qué es?
L.G.:
Es el último disco con canciones diferentes a las anteriores y nada más. Un disco que está en progreso en mi carrera pero no porque sea mejor sino porque va en camino a otro disco más.

G.A.: ¿Cómo diferenciás a los bandidos rurales de los bandidos ciudadanos?
L.G.:
Los bandidos rurales eran románticos. Estos son unos hijos de puta directamente. Estos te mienten en la cara, roban muy mal.

G.A.: Para el cierre de la nota: una letra, alguna frase que se te cruce.
L.G.:
Sin querer, aquí estoy. Cincuenta años cumplidos y para seguir adelante.


Generación Abierta: ¿Cómo te presentás?
David Lebón:
Como un tipo simple.

G.A.: ¿Qué es la cultura?
D.L.:
Me parece que la palabra cultura abarca muchísimo, es muy complicada. Me parece que, básicamente, es el éxito de una persona que trata hacer llegar algo a otra persona. Ese alguien puede ser un pintor, un bailarín, un cantante, un escritor. Hay muchas formas de la cultura.

G.A.: Desde la música ¿se puede llegar a la cultura?
D.L.:
Sí, por supuesto. La música ha cambiado el mundo. Por ejemplo, Los Beatles inventaron la juventud.

G.A.: Hoy hablabas de la situación de Buenos Aires, de lo que se vive hoy en el país. ¿Cómo lo vivís en lo personal?
D.L.:
A mí me duele mucho todo lo que pasa porque soy una persona de las tantas que está esperando, que ya está lista para vivir bien, que ya está preparada. Entonces, me duele cuando veo la agresión, me duele cuando le pegan a un policía porque me parece que los tipos no saben, los mandan… hay algunos policías que castigan con ganas -de los que quedan de antes-, pero la mayoría son jóvenes que los mandan y por ahí no tienen ganas de ir. Me duele que entre nosotros pase una cosa así. Creo que hacer lo que está haciendo la gente con la protesta sirvió por primera vez en la historia de Argentina. Vi salir a gente que nunca salió y cambió los hechos. Lo que quiero es que no se transforme en una nueva costumbre. ¿Viste cómo somos? Ahora, en cuanto pase algo, la gente va a salir a hacer quilombo y siempre va a haber veinte que van a romper todo y eso es lo que me duele. Ojalá que la historia cambie y que tengamos diez o veinte años de paz, de vacaciones.

G.A.: Desde tu lugar de músico ¿cuál te parece que puede ser el aporte?
D.L.:
Lo que pasó hoy. Creo que hoy le di a la gente lo que le gusta. Llegué a su corazón y los hice sentir bien. Básicamente, eso fue lo que pasó.

G.A.: Hoy también hablabas mucho de Mendoza. ¿Cómo es tu relación con Mendoza?
D.L.:
Mendoza es mi hogar, es un lugar que amo con toda mi alma porque me ha recibido muy bien. Estoy tranquilo, tengo una casita muy linda. Es el lugar donde vivo. Es mi lugar adentro.

G.A.: ¿Podemos hablar de un desarraigo tuyo de Buenos Aires?
D.L.:
No. Simplemente es el lugar donde vivo. Prefiero hablar de Argentina no de Buenos Aires. Argentina es mi casa pero vivo en Mendoza. Y Mendoza me sirve porque allí puedo componer y puedo hacer otras cosas que, quizás, acá no puedo.

G.A.: Hay en el programa del recital una referencia a los treinta años de tu relación con la música ¿Cuál es tu repaso breve de ese tiempo?
D.L.:
Treinta años de hacer lo que me gusta hacer. De ahí que puedo decir que mi vida es exitosa a pesar de las cosas que pasan y estoy muy contento.

G.A.: Para el cierre de la nota: una letra, alguna frase que se te cruce.
D.L.:
Este mundo no fue hecho para problemas, por eso no hay soluciones.

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