Letras

Charla con poetas: Iliana Godoy(*)

“Al poeta le debe interesar a búsqueda de su propia voz”

Por Luis Raúl Calvo

 

¿Cómo se produce tu acercamiento a la poesía?
Muy niña, en casa de mis abuelos maternos en Coyoacán donde pasé mi primera infancia. Tuve una tía abuela, Guadalupe Patiño Suárez, que me introdujo a un mundo mágico. Todo empezó en el jardín misterioso de la infancia. Ahora me doy cuenta de que era una niña contemplativa.
En la escuela no me gustaba la poesía que nos hacían declamar, me parecía cursi y no la relacionaba con mis estados poéticos.
Esta conexión la pude hacer sólo cuando conocí en la pubertad, por mi propia cuenta, a grandes poetas como Gustavo Adolfo Becquer y Neruda.
El primer dinero en junto que tuve, regalo de mi tía Pilito (Guadalupe) lo gasté en libros: El Quijote, Rimas y Leyendas y algo de Amado Nervo, que entonces me gustaba.

¿Podemos pensar en escritores que hayan tenido influencia en tu obra?
Al tener una cultura literaria todos tenemos influencias. En mi caso he leído muchísimo y me gusta analizar los poemas desde el punto de vista estructural, sonoro y de configuración de imágenes, tal como lo hacía Pound. Me fascinan los barrocos Góngora, Quevedo y nuestra Juana de Asbaje. Si se trata de gran poesía pienso en San Juan de la Cruz. Del siglo XX Vallejo, Neruda y los contemporáneos, en especial José Gorostiza y Xavier Villaurrutia, cuya herencia está en Octavio Paz y en todos nosotros. Me conmueve especialmente la poesía de Raúl Garduño, casi desconocido y la de Jaime Sabines, demasiado conocido, ambos chiapanecos.
En fin con tan rica tradición en la poesía mexicana las influencias deben estar todas mezcladas y en el mejor de los casos integradas a la voz poética.
Aspiro a que éste sea mi caso.

En tu poesía hay un fondo metafísico que le otorga sugerencia a los textos…
Sí, porque pienso que la poesía es una obra abierta; aspira a que el lector emprenda su propio vuelo. Lo místico trasciende lo religioso, tiene que ver con el asombro ante lo desconocido. Yo hablaría de una metafísica poética.

¿De qué modo se da en Iliana Godoy la gestación de un poema? ¿Cómo se produce el proceso creador?
La base es una vivencia intensa que me rapta a su terreno. En ese momento no pienso en palabras, simplemente me dejo llevar. Algo en mí sabe que de allí saldrá un poema. Pasa el tiempo y de pronto revive en mí esa experiencia, entonces escribo el poema. Es el nacimiento; después reviso el texto hago pequeños ajustes si es necesario. Pero en ocasiones las leyes del poema -imágenes, ritmos y conceptos- conducen al texto por otros rumbos. En ocasiones se puede retocar un poema ya publicado, siempre respetando el mensaje original. Decía Valéry que un poema nunca se termina, sólo se abandona.

¿Qué importancia le atribuís a la forma y al contenido en un poema?
En poesía sólo existe el contenido que encuentra su forma y viceversa, la forma cuando encarna un contenido. Forma es expresión. Los temas poéticos como el amor, la muerte, el tiempo, etc. son los mismos; sin embargo la variedad de tratamientos es infinita, porque es cuestión de enfoque y de personalidad en búsqueda de su forma poética.
Nuestro amigo el poeta Luis María Sobrón dice que el poeta no busca a las palabras, son ellas las que encuentran al poeta, cuando ha sabido merecerlas.

Contanos un poco acerca del panorama de la literatura mexicana en general y de la poesía en particular…
Considero que en México, como en Latinoamérica tenemos una literatura poderosa, grandes ensayistas como el poeta Octavio Paz, narradores de la talla de Juan Rulfo y Carlos Fuentes y grandes poetas como Carlos Pellicer y los contemporáneos.
En la actualidad se destaca la literatura escrita por mujeres, en especial la poesía. En el último siglo la mujer ha luchado por expresar su esencia femenina a través del reconocimiento de su cuerpo, su infancia, sus resentimientos, sus sueños, su libertad, su historia.

¿Qué poetas mexicanos podés destacar?
Octavio Paz, Alí Chumacero, Marco Antonio Montes de Oca, Eduardo Lizalde, Jaime Sabines y Juan Bañuelos.
Entre las mujeres se destacan Rosario Castellanos, Margarita Michelena, Enriqueta Ochoa, y en plena producción Coral Bracho, Elsa Cross y Gloria Gervitz, entre muchas otras.
Me interesa la obra de poetas cercanas cuya escasa difusión es sólo atribuible a los azares de la suerte editorial: Teresa Guarneros, Norma Wanless, Elvia de Angelis, Marlene Villatoro entre otras.

¿Sobre qué temas se escribe en la poesía mexicana de hoy?
La ciudad, amada y odiada por Efraín Huerta, el amor, el desencuentro, poesía joven de protesta, paráfrasis y experimentos intertextuales, la poesía misma como objeto del poema.
Tiende a florecer el poema en prosa y el poema con algún hilo narrativo.

En la Argentina, en la actualidad, se da la confluencia en un mismo momento histórico de diferentes líneas estéticas, ¿En México ocurre lo mismo o no? Si es así, ¿A qué lo podrías atribuir?
Pienso que la posmodernidad nos ha abierto las puertas a una libre investigación y combinatoria de todas las tendencias. Por primera vez en la historia es válido rastrear cualquier veta de la tradición literaria desde nuestra circunstancia.
Como contracara de esa libertad el riesgo es caer en la banalidad y el experimento fatuo. Todo tiende a convertirse en ligth.
Lo que al poeta le debe interesar no es a cuál escuela se adscribe, sino a la búsqueda de su propia voz; ya les toca a los críticos la clasificación.

En el prólogo de “Conjuro Del Espejo” señalás que en el poeta hay una ética en términos de estética. ¿Podrías continuar un poco más esta idea?
Es una idea riesgosa y nada nueva. El khalon agathon, lo verdadero, lo bello y lo justo, que según Platón son una sola y misma cosa.
Desde luego, me refiero a una ética basada en la libertad compartida y no en la moral convencional y a una belleza que rebasa los cánones. Pensemos en la belleza de la escultura mexica, Coatlicue, por ejemplo.
Si alguien pretendiera hacer hoy escultura mexica estaría faltando a la verdad del arte.

Hace pocos días estuviste en la Argentina presentando este libro. ¿Cómo te sentiste en nuestro país? ¿Qué impresión te llevás?
Me sentí como pez en el agua. Buenos Aires tiene mi mismo ritmo. Me fascinó el nivel de comunicación que tuve con la gente que asiste a los cafés literarios, en especial con las mujeres, cosa que en mi país me cuesta más trabajo.

POEMA

Los perseguidos ahogan su palidez
en el centro de la noche.

Una estampida de terror los arrastra.

El mar no los perdona
hiere sus pupilas a sangrar.

Huyen hasta descoyuntarse.

Gritan ante el horizonte impávido,
dejan jirones de piel en espinas de viento.

No se detienen,
se desintegran.

Imprimen a la muerte su rictus desorbitado.

Iliana Godoy
(del libro “Mástil en Tierra”)

 

* Especial desde México

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