La Llave de la Caverna
Poemas de Antonio Aliberti
Co-fundador del café literario que hoy lleva su nombre.
Generación Abierta recuerda a quien fuera –al margen de un querido amigo- un gran poeta, un importante difusor de cultura y uno de los más valiosos colaboradores permanentes de nuestra publicación hasta la fecha de su fallecimiento. Como dijimos en su oportunidad: Cuando un amigo se va… nos queda su obra.
Poema
todo el sentimiento que percibe,
y ambas guardan para sí
el secreto irrepetible.
(Otras manos
prueban distinta emoción).
Al fin se muere bajo tamaño peso…
Y todo recomienza
con una nueva piel,
que mira al mundo con ojos insolentes
y manos crispadas al futuro:
como si todo estuviera aún por suceder.
Los Amantes
Con la carne en paz se miran
los amantes;
traen de otros aires la levedad
del tiempo.
Se miran sorprendidos
el perfil
ante el espejo
que envejeció de pronto.
Algo se quiebra ante sus ojos:
ella se cubre,
él inicia la fuga
sin moverse.
Poema
¡Dios,
qué viento
helado!¡
Cómo sopla
este niño
muerto…
adentro
mío!
(De Tráfico, 1974)
Las dos vidas
Si a un cierto punto me miras te miro
(nada extraño entre dos que comparten
el pan y la rutina)
si de pronto mirándote
recuerdo a la rubia del tren
(se perdió en la marea y el reloj)
(¿la perdí?):
no me descubras, déjame la libertad de los sentidos
(el que recuerda vive dos vidas).
Después a la noche mis dos vidas son tuyas
después a la noche tus dos vidas son mías
(no hay lugar para ninguna confusión).
(De Todos recordaron a Casandra, 1987)
De Regreso
Regar una planta es algo natural
(y hasta cierto punto confortable),
pero de pronto la estatura de mis hijos
me impulsa a regar en el vacío.
Añoro los pasos de mi padre
de mi abuelo,
los ecos de un lugar remoto
que intuyo apenas
(y tan bien conozco)Añoro el tiempo del tiempo de mi nombre.
Es una nostalgia nueva,
nunca antes sentida
(la siento ahora):
como si estando de regreso
uno ve que van las propias huellas.
(De Delicado equilibrio, 1991)
Destino
“Quien anda de viaje se lleva todo lo
que tiene, también la fiebre”
(Bartolo Cattafi)
Un tren que sale siempre va a alguna parte
un hombre que sale no siempre va a alguna parte
aunque viaje en el mismo tren;
un hombre que sale se lleva todo a cuestas
se lleva todo lo que tiene:
(también sus ganas de quedarse)
(también sus ganas de no ir a ninguna parte)
(De Todos recordaron a Casandra, 1987)