Imagen, poesía y sentimiento
Por ADRIANA P. LLARÍN y RENEÉ LAGOS
El 1° de Noviembre del presente año, se inauguró en el Café Montserrat la muestra de Adriana Gaspar y Susana Fernández Sachaos. Imagen, poesía y sentimiento se dieron cita conjuntamente con amigos poetas, pintores y público en general, generando un ámbito propicio para dicho evento.
Cuando Barthes aborda la muerte del autor, se refiere a la obra y el circuito. Es en el momento de salir al circuito cuando el autor se diluye y la obra pasa a pertenecer al espectador, el que con sus múltiples miradas la completa.
Con un cargado carácter conceptualista se desarrollan las obras expuestas en esta oportunidad por Adriana Gaspar. Cabe recordar que el Conceptualismo fue un movimiento artístico que nació en la década de los sesenta como oposición al formalismo, articulado por el influyente critico Americano Clement Greenberg. Actúa en el ámbito de las ideas y en medios alternativos de carácter accional, procesal y efímero, proponiendo un nuevo sentido a la obra artística, la producción, el consumo y la función del arte en la sociedad contemporánea. En el conceptualismo priman más las ideas que la obra en sí.
En esta oportunidad el pasado, el presente y el futuro se encuentran entrelazados en éste, nuestro presente. Esta es una de las características más llamativas en la obra de esta artista, ya que justamente hace uso del tiempo como una dimensión que transita en su propia obra. Según palabras de la propia artista “El presente se sostiene tras la huella del pasado, mientras que el futuro se cobija en los umbrales del presente”.
Para Kant el tiempo no existe como una realidad exterior a nosotros, sino como una forma de ordenar nuestra experiencia interna.
Para abordar el tema mencionado anteriormente ha utilizado una paleta acotada de colores, echando mano a ciertos ensambles que son dispuestos de manera muy gentil en las obras, cabe señalar que éstos tienen que ver con el futuro, que para nuestra artista es el gran interrogante, pero éste necesita de manera simbiótica del presente, el que está representado por dos sillas que se presienten como de manera expectante, casi indiferente una de otra, en esa espera de un largo silencio; el dulce zapato femenino que podemos ver en unos de los ensambles es la ceremonia inconclusa, símbolo del camino recorrido; pero a su vez del que queda por recorrer, mientras que la escalera nos simboliza la ascensión espiritual, el crecimiento, la sabiduría obtenida con el transcurso del tiempo.
En cuanto a los collage, han sido resueltos con páginas de un libro viejo; libro que tal vez perteneció a su niñez, a su pasado y ahora forman parte de estos mándalas que simbolizan en cierta forma el futuro y la sabiduría; aquí nos parece oportuno citar las palabras de Heidegger en su analítica existencial de Dasein que encuentro cercana a la obra de esta artista “… cuando descubre al hombre como un ser incompleto e inacaba-do, que tiene que hacer y proyectar su propia vida auto trascendién-dose y anticipándose a lo que va a ser, por que el futuro entendido como posibilidad de existir, constituye una dimensión del ser”.
Pero el futuro implica el pasado ya que nuestra posibilidad de ser se plantea desde lo ya sido. De esta manera también el pasado establece una dimensión de ser del hombre. Entonces sí, la interpretación de lo que ya ha sido determina la comprensión de lo que actualmente somos. De esta manera el presente se halla envuelto en la relación entre pasado y futuro.
En sus pinturas Adriana Gaspar juega con un conceptualismo que emociona, es ese conceptualismo simbólico que devela la sensibilidad y delicadeza de esta artista. En cambio en los collages hay un cambio de lenguaje, ya que en ellos se ve reflejada la poesía visual y es aquí donde encontramos la congruencia con la obra de Susana Fernández Sachaos. Proveniente del mundo de las letras, esta poeta hace uso de las imágenes como un medio mas para enriquecer su mensaje.
La poesía visual debe ser entendida como un tipo de poesía experimental de la imagen en donde el elemento plástico predomina sobre el resto de sus componentes. Paul Klee fue el que aludió en forma abstracta a este tipo de manifestación artística, expandiendo sus signos desde la plástica hacia la escritura. Introdujo en sus lienzos el componente grafico, adentrándose en el campo poético y dotando de este modo de ritmo a la obra con el uso del cruce de los interlenguajes el icónico y el textual.
En las obras Sachaos denota ser poseedora de un misticismo, de una gran vida espiritual, hallamos ciudades brillantes que suspendidas sobre nubes sugieren estar repletas de seres de luz. Desde los confines de los tiempos vemos a caballeros que con sus plumas tal vez narran romances o crónicas de batallas pasadas, para volver al génesis y el comienzo del mundo que está sutilmente dispuesto a modo de textura visual y también depositario de los símbolos de la escritura hebraica.
Se dice que un poema visual es aquello que también se podría escribir, la realidad es que la poesía visual es poesía no escrita, ya que no todo debe decirse con palabras.
Hay obras, como en ¿Creatio ex nihilo? o en Trazos, donde el grafismo se halla presente en una clara relación entre el misticismo y la religiosidad, desde los primeros versos del Génesis, enlaza la escritura hebrea con antiguos textos en arameo, similar propuesta realiza con la gráfica del mundo islámico.
Entonces podemos concluir que toda su obra nos permite evocar sentimientos que nos ayudan a trasformar la realidad en una libre asociación de imágenes, donde se puede mezclar lo real y lo imaginario ya que el poeta visual es poseedor de una peculiar mirada para observar aquello que lo rodea, aprovechando esa singular manera de crear y dar forma a sus imágenes, por que posee la capacidad única de hacer un lenguaje visible.
El universo conceptual en la representación de ambas artistas, su capacidad de abstracción del pensamiento artístico, siempre revelan procesos de síntesis en la obra de Adriana Gaspar, y de sublimación de conceptos en las creaciones de Susana Fernández Sachaos, los cuales traducen significados trascendentes en el accionar pictórico de ambas artistas.