Diálogo con el Dr.Pedro Luis Barcia (1er entrega) Presidente de la Academia Argentina de Letras
Conversando acerca del Idioma
Por LUIS R. CALVO y NORA PATRICIA NARDO
Generación Abierta ha tenido la posibilidad de conversar con el Doctor Pedro Luis Barcia, lingüista, profesor e investigador universitario, y actual presidente de la Academia Argentina de Letras, quien afirma: “Los países aunque no lo quieran tienen identidad porque tienen una historia detrás”.
G.A.: ¿Podemos hablar de un nuevo modo de comunicación a través de mails, con recorte de palabras, no utilizando reglas ortográficas y sintácticas, como ocurre en la actualidad?
Pedro Luis Barcia: Acá se dicen dos cosas que son extremas, la primera es que esto va a sacrificar el idioma y que va a ser realmente la desaparición del castellano, lo que no es cierto, es una demonización excesiva, es ser apocalíptico para hablar a lo Umberto Eco. La segunda posición es de integrar, esta especie de zonzaje -como decía Jaureche-, que se entusiasma con todo lo que viene, le parece que todo está bien y no tiene mente crítica, cuando dice que va a salir un nuevo lenguaje. No es ni lo uno, ni lo otro, en realidad aquí no hay una lengua del chat, ni una lengua del twit, ni una lengua de internet, sino que hay la misma lengua siempre, manejada por usuarios de distintos ámbitos tecnológicos.
G. A.: ¿Cuál es la clave de explicación de esto?
P. L. B.: La clave es que el hablante o el escribiente, el usuario de la lengua, en caso que maneje twit, o mensaje de texto o chatee, lleva a todos estos medios nuevos su competencia o su incompetencia lingüística. Es decir yo me puedo tomar toda la libertad del mundo para en mi twit, en los ciento cuarenta espacios que tengo, hacer abreviaturas de palabras, suprimir mayúsculas, dejar de lado la sintaxis, crear una especie de juego, porque tengo la capacidad de que cuando paso a otro ámbito manejo el discurso. El problema de los chicos no es este, pero se agrava porque ellos no tienen un manejo diestro del discurso del sistema oral del español -que es más complejo que el escrito, que es instantáneo-, por lo tanto no tienen la posibilidad de corrección, y entonces lo que hacen es ratificar errores.
G. A.: ¿Por qué se hacen estas supresiones, modificaciones?
P. L. B.: Porque son parte de lo que una generación puede hacer. En primer lugar por una cuestión lúdica y en segundo lugar, es que es un deber que tienen de distanciarse de los dinosaurios, que somos nosotros. Entonces cortan, pegan, esto está bien y no habría más que en esto una habilidad en el manejo de todos estos recursos, sí es que cuando tienen que hacer una carta pidiendo un empleo, pueden manejar el discurso con fidelidad, con concisión y corrección, pero sabemos que no es así.
Las estadísticas del Ministerio de Educación de la Nación nos dice que el 67% de nuestros egresados de los colegios secundarios no tienen dominio del sistema lingüístico y no tienen comprensión lectora, y entonces nos encontramos ante un problema serio.
G. A.: Teniendo en cuenta estas estadísticas y esta realidad ¿cuál es hoy el papel de la escuela…?
P. L. B.: La escuela tiene una dificultad muy grande, que es la de hermanar los dos mundos, el mundo del discurso electrónico con el mundo del discurso de la lengua propio, hermanar como diría Marshall McLuhan en “El aula sin muro”, todo lo que es exterior a la escuela y el aula académica como tal y ensamblarlo.
El que tiene esta tarea de pontonero, es el maestro y el profesor, pero el profesor y el maestro no están actualizados en el manejo de los recursos tecnológicos por lo tanto se produce una situación que se suele llamar una brecha generacional grave, entre los que son nativos digitales como son los pibes y los inmigrantes como somos nosotros.
Pero el problema es que -teniendo en cuenta las estadísticas de nuevo, según el libro “La condición docente” de Tenti Fanfani del año 2005- el 60% de los docentes no ha escrito una línea en pantalla. Por lo tanto ¿cómo este docente puede articular estos dos mundos si no es perito en el manejo del recurso?
La situación que se presenta es que entonces el muchacho lo subestima porque no maneja técnicamente los recursos y la madre del muchacho es estúpida porque le dice que el chico es inteligente porque maneja los recursos, pero esto no es así.
Inteligente es como dice etimológicamente la palabra, inter adentro, el que lee adentro de la realidad, inteligente es aquel que supera las superficies, supera las apariencias, y el espectáculo y llega al nódulo de la cosa, un chico eso no lo hace, se necesita todo una vida para aprender a hacer eso.
El chico no es inteligente, es hábil técnico, la deformación, que la madre la promueve, es exaltándole está capacidad que ella no tiene, difundiendo esta idea hace que se produzca una ruptura mayor entre los chicos y la maestra. Lo que urge aquí es que el Instituto de Formación Docente generado por la última Ley de Educación se aplique a la formación de los docentes en el manejo de los recursos electrónicos en dos niveles.
G. A.: ¿Cuáles son esos dos niveles?
P. L. B.: El primer nivel es el nivel técnico de los recursos electrónicos, es decir como se entra a una computadora, como se escribe un correo electrónico, como se puede chatear, como se puede explorar en Internet, el segundo nivel que es muy difícil de lograr, es como se pone todo eso al servicio de la educación. Ahí hay que hacer una reeducación total, ya que para preparar una hora de clase desde el punto de vista de e-learning, como es la educación electrónica se necesitan, cuando se comienza a trabajar, unas doce horas de dedicación. La maestra y el profesor no tienen tiempo para trabajar en esto, ni tiempo ni formación, es un gesto político pero vacío el hecho de que se distribuyan netbooks o notebooks entre los chicos.
En primer lugar porque no tienen el asesoramiento del profesor o del maestro que les indique como se trabaja, y en segundo lugar porque no tienen programas esas netbooks, están vacías o tienen programas comunes y no propios para los chicos, aquí quien va a establecer el puente entre los dos mundos que hablábamos, entre la galaxia Gutenberg del libro y la galaxia Fleming que es la de la electrónica, es únicamente el docente, si el docente no está capacitado quién salará la sal si pierde el gusto la sal.
G. A.: Entonces la prioridad es la formación del docente…
P. L. B.: Lo que se impone bruscamente es la formación docente en este campo de lo electrónico, si esto no avanza vamos a seguir con esta brecha ridícula.
La maestra le dice al chico que investigue la vida de Colón con un verbo absolutamente falso e inaplicable a un chico de corta edad, para investigar estamos los del Consejo de Investigación –CONICET-. El alumno se mete, busca www.google, Colón, googlea, el verbo existe se puede usar, ticlea, el verbo existe también en castellano, y baja, entonces con el cursor marca los documentos copiar, después imprime, tiene catorce, veinticinco, treinta y seis páginas sobre Colón, tomada de distintos sitios, esto es un reculamiento a la salita rosa de corta y pega, donde al chico en vez de darle engrudo y tijera, le están dando un cursor y un mouse, y con esto hace la misma labor, porque no avanza nada. Si se le pregunta al alumno como jerarquiza las catorce bajadas que hizo no tiene ni idea, como sintetiza el contenido, como los compara tampoco sabe. Todas estas son estas tareas intelectuales que el chico tendría que hacer primero con dos textos, después con tres textos breves, luego con cuatro, son para ir acostumbrándolo. La maestra, de entrada, lo lanza a Internet, y el alumno hace eso, produce una impresión yuxtapuesta de material no integrado.
G. A.: Sin ninguna comprensión…
P. L. B.: Sin ninguna comprensión, por eso cuando el chico trabaja un poco más, recorta y hace como que el trabajo que presenta fuera propio, pegando y armando, cociendo esto electrónicamente.
En la universidad tenemos esta dificultad porque el alumno se acostumbró en los últimos años de la secundaria a hacer esto, y por lo tanto en la universidad realiza lo mismo cuando se le pide un trabajo práctico. Entonces hemos inventado un sistema, tomamos una frase infrecuente y la buscamos en Internet, y allí comienzan a saltar todas las fuentes donde el alumno robó y ahí empezamos a descalificar. Pero este trabajo lleva mucho tiempo, aproximadamente tres años, hasta que se genera la tradición oral de que le cortan la cabeza si copian y no entienden, si roban y pegan. Al tercer año ya la gente se cuida de hacer esto y además se da cuenta lo útil que es.
La gente dice del chico que navega, que es un cibernauta, yo insisto que el chico no es un cibernauta, porque la palabra ciber viene del griego y significa timón o que tiene orden o el manejo, y él no tiene ningún orden, va a los baldazos cuando entra, porque lo requiere una llamada de allá, un cuadrito que se abre, una extensión, un link, entonces sólo lo que tiene es pura vela, no tiene el timón, no tiene gobierno, va donde lo quiere internet.
Hay cosas que son positivas, yo recordaba con nostalgia una edición que hizo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de un librito, donde están organizados por temas y ámbitos de cultura los sitios electrónicos más fiables y se ha reeditado actualizado. Para una maestra el saber que esos son los sitios que pueden consultar es importante, ya que entonces los manda a sus alumnos -y los va acostumbrando- a que recurran a sitios confiables, no a cualquier lugar.
G. A.. Como país ¿tenemos una identidad cultural que nos identifique o en estos últimos tiempos con el tema de la globalización, la identidad cultural desaparece?
P. L. B.: Los países aunque no lo quieran tienen identidad porque tienen una historia detrás, tienen una gestación de esa historia. hay dos teorías extremas también en esto: para una no existen las identidades nacionales, no existen el inglés, el alemán, el francés, el italiano o el argentino; para la otra teoría sí existen, en esta idea están por ejemplo Menéndez Pidal, Salvador de Madariaga, Farinelli y otros estudiosos y podemos encontrar tanta bibliografía para una teoría como para la otra. Hay rasgos permanentes que son propiamente argentinos.