Jorge Dubatti*
“Se ha ganado mucho pero todavía hay mucho por construir”
Entrevista de LUIS RAÚL CALVO
“Generación Abierta” ha tenido el gusto de dialogar con Jorge Dubatti , destacado profesor universitario, como así también relevante crítico e historiador teatral argentino.
G.A.: Bueno, se cumplen 10 años del Centro Cultural de la Cooperación. (*)
J.D.: Exacto
G.A.: Y vos estas cumpliendo una función importante allí. ¿Qué reflexión te merece estos 10 años del centro y tu lugar dentro de la institución?
J. D.: Mirá, es un poco difícil estar adentro de la cosa y hablar desde afuera, o sea, uno de alguna manera está en los dos lugares al mismo tiempo.
G.A.: Claro.
J.D.: Por un lado por el hecho de trabajar cotidianamente y por el otro lado por el hecho cómo historiador de salir un poco a tomar distancia y a pensar y a conectar el centro con lo que está pasando en el teatro de Buenos Aires y de Argentina ¿no? En ese sentido mi tarea es fundamentalmente la de Dirección Académica del Departamento de Arte, en eso yo colaboro con Juano Villafañe, dirijo además un área, que es el Área de Investigaciones en Ciencias del Arte, colaboro en el armado de la programación, hago la Escuela de Espectadores y otra tareas vinculadas a la parte editorial y a lo que sería la producción de contenidos.
Por otro lado integro también la Dirección ampliada del Centro Cultural de la Cooperación, así que la tarea es múltiple y eso me implica personal y profundamente mucho trabajo. Por otro lado, como historiador yo trato de tomar distancia e ir pensando los fenómenos. Creo que en ese sentido el Centro Cultural de la Cooperación, mucho mas allá de lo que yo haga en él, es una institución integrada por muchos departamentos y por un montón de gente, más de 300 investigadores y demás.
Yo personalmente conectaría al Centro de la Cooperación con los años de “la post…” de lo que yo llamo el Post Neoliberalismo, es decir en Argentina hay una gran unidad histórica, que a mí me gusta llamar de post dictadura, que seria lo que viene después de la dictadura y lo que además es consecuencia de la dictadura, porque no vale hablar solo de democracia, porque la palabra democracia, es una palabra muy amplia, digamos que, necesita ser de alguna manera precisada, ¿no?
G.A.: Hablar desde el lugar de post dictadura me imagino que es como hacer todo un replanteo dado por sus nefastas consecuencias, ¿no?
J.D.: Exacto. Yo hablo de post dictadura porque me parece que Argentina, especialmente a partir del ’83, digamos comienza a hacerse cargo de procesos de democratización pero también del tremendo dolor, el tremendo trauma de asumir la experiencia de la dictadura, ¿no? Es decir, 30.000 desaparecidos, campos de concentración en la Ciudad de Buenos Aires, tortura, miedo, construcción de una subjetividad represiva brutal ¿no?, y a la vez la sensación de que se vive en el mismo país en el que todo esto sucedió, entonces hay algo de unidad del ’83 hasta acá que sigue aconteciendo, o sea yo digo seguimos en la post dictadura, porque todavía estamos haciendo los juicios de los militares, todavía estamos peleando con la Ley Contra la Trata de Personas, todavía estamos con la Ley de Medios, o sea todavía estamos peleando por una cantidad de cosas que vienen de la dictadura.
Se ha ganado mucho, pero todavía hay mucho por construir. Y entonces la sensación que yo tengo es que podemos hablar del ’83 hasta hoy de 3 grandes períodos: un primer período que yo llamaría de la democracia condicionada que tiene mucho que ver con el gobierno de Alfonsín y la tremenda crisis en la que deja el gobierno de Alfonsín a Argentina, un segundo período que yo lo llamaría neoliberal, es el período del menemismo y de la Alianza, del ’89 hasta el año… yo diría hasta el 2002, por lo menos.
Es el momento del profundo quiebre de Argentina, incluso algunos dicen que se vive en el plano económico y en el plano social una tragedia tan grande como la de la dictadura. Y el tercer período dentro de la post dictadura sería lo que yo llamo el post neoliberalismo que es justamente lo que empieza a aparecer del 2003 para acá, en el que comienzan a aparecer cambios notables, por un lado un reposicionamiento de Argentina en el mundo y en Latinoamérica, por otro lado la aparición de la Ley de Matrimonio Igualitario, la Asignación por Hijo, la anulación de algunas privatizaciones abusivas, la aparición de la disposición por la Ley de Medios, y un protagonismo mucho mayor del estado en lo que es el teatro y en las artes en general. Entonces yo creo que dentro de ese período, el del post neoliberalismo del 2003 para acá, el Centro Cultural de la Cooperación ha tenido un rol fundamental, yo creo que el Centro de la Cooperación es al post neoliberalismo lo que fue el Di Tella a la modernización de los ’60 o lo que fue el Centro Cultural Ricardo Rojas a la renovación de los ’80 y ’90.
Es decir, el Centro de la Cooperación en ese sentido es un centro que produce pensamiento crítico, que produce un pensamiento anti neoliberal, que habla de cooperativismo, que está digamos, al servicio de valores fundamentales como los valores de la solidaridad, de un acuerdo social por fuera de las estructuras capitalistas, es un centro de izquierda y en ese sentido también es un centro muy alineado con Latino américa, con esta nueva Latinoamérica de Chávez, Evo Morales, de Correa…
G.A.: Con todo este proceso histórico tan importante para nuestra región…
J. D.: Totalmente, en ese sentido creo que mas allá de los logros del Centro Cultural de la Cooperación que yo no puedo evaluar porque estoy adentro, lo que sí noto es esa sincronización del centro con el período post neoliberal dentro de la pos dictadura.
G.A.: Otro aspecto importante a considerar es que el Centro Cultural de la Cooperación también articula el arte con la ciencia, ¿no?
J.D.: Totalmente, totalmente, creo que en ese sentido el Centro Cultural de la Cooperación, es un lugar único porque como vos bien decís articula la producción artística con la producción científica, en Ciencias Sociales y en Ciencias del Arte y eso también lo diferencia de otros centros, muy meritorios también y que también están enfilados en este post neoliberalismo, como Caras y Caretas, el Centro de la Memoria.
Creo que forma parte de un movimiento, de un grupo, pero con una identidad muy particular, que sería justamente esta doble articulación de arte y de pensamiento científico.
G.A.: Me quedé pensando en algo que dijiste al principio, hablaste de una Escuela de Espectadores…
J.D.: Exacto. Mirá, nosotros empezamos en el año 2001 con el apoyo del Centro Cultural de la Cooperación- cuando todavía no estaba este edificio, empezamos en Liberarte-, la idea era crear un espacio donde se pudiera pensar el teatro y pensar especialmente la cartelera del teatro en Buenos Aires, desde un respeto a la producción metafórica, la producción de pensamiento, la producción de categorías, la producción de acontecimientos teatrales. Yo notaba que en Buenos Aires había cine club, talleres literarios, digamos, lugares donde se estudiaba cine o literatura o plástica, pero no había un lugar donde se estudiara el análisis del teatro. Entonces empezamos muy despacito, cuando todavía no se entendía que era, yo me acuerdo que en 2001 yo puse un aviso en Página 12, y llamaba la gente al teléfono de Liberarte y preguntaban cosas como si dábamos clases de guitarra, o sea no se entendía adonde iba la cosa. Me parece que doce años después ya la idea de Escuela de Espectadores se instaló, y de hecho creo que después surgieron otros fenómenos, nosotros por lo menos irradiamos nuestra escuela a Montevideo, México, Santiago de Chile, a Mar del Plata, Bahía Blanca, Rosario, se expandió y estamos en red con estas escuelas, y esto me pone muy contento porque además la Escuela de Buenos Aires creció mucho, es la que tiene el crecimiento más notable.
G.A.: Claro… y el objetivo central… ¿cuál sería?
J.D. : El objetivo es analizar el teatro que se produce en Buenos Aires o que visita Buenos Aires, conectarse con los teatreros, escribir sobre ese teatro, producir categorías, analizar fenómenos, no solamente espectáculos, sino también tendencias, hacer historia del teatro, y también producir público, porque en este momento la Escuela de Espectadores tiene 340 alumnos, entonces hay un fenómeno muy bueno, que a mí me alegra muchísimo, que es que uno recomienda un espectáculo y ya salen 340 espectadores, a ver ese espectáculo. Por supuesto, si es una sala de 1000 no se nota tanto, pero si es una sala de 70, 80, 100, … ya tiene garantizada tres funciones completas, y además si a ellos les gusta, no los para nadie porque cada una de estas personas automáticamente reproducen diez, sus amigos, sus familiares, sus compañeros de trabajo, empiezan a recomendar. Es decir, la Escuela de Espectadores está muy ligada a lo que yo llamaría el boca en boca, o el boca oreja, como lo llamaban en México, que es esta cosa de una institución de la oralidad que ha desplazado el lugar del crítico, creo que uno de los fenómenos mas interesantes del teatro en los últimos años, es cómo se reformuló el concepto de espectador, cómo se reformuló el concepto de crítico, y cómo se reformuló el concepto de artista. El espectador ha pasado a ser un espectador crítico, es el que sustenta el boca en boca en Buenos Aires, vos fíjate que no hay más un modelo de autoridad, que si lo dice tal hay que ir a verlo, sino que la gente escucha a ese, a otro, a otro, a otro, escucha la cola del teatro, habla con sus amigos, y ahí va a verla.
G.A.: Podríamos decir que es un fenómeno particular de estos tiempos ¿no?
J.D.: Totalmente, porque muy ligado a la pauperización de la crítica-porque la crítica en los medios se pauperizó-, podemos decir que hoy para el crítico no es suficiente con ser crítico, hay que ser un crítico-filósofo, hay que ser un crítico- pensador, hay que ser un crítico que produce categorías, que produce pensamientos, porque para evaluar positiva o negativamente un espectáculo ya está el espectador.
Y la tercera categoría es la de artista, el artista se ha transformado, creo yo, en un artista gestor y en un artista intelectual, es decir, no sólo gestiona sus producciones, la red de vínculos, las conexiones con el mundo, y demás, sino también produce pensamiento.
Cada vez más los artistas están produciendo un discurso muy original, con la conciencia de que si ellos no producen ese discurso, no lo puede producir otro, porque no le corresponde ni al lugar del crítico, ni al lugar del espectador, sino al lugar del artista producir ese discurso tan singular. Es el discurso de la poética, es el discurso del pensamiento del mundo desde el teatro.
G.A.: Es realmente interesante ver cuánta gente joven se está volcando al teatro ¿no?
J.D.: Sí, claro… a mí, si hay algo que me llama la atención de Buenos Aires es que verdaderamente reproduce sus espectadores, y hay verdadera pasión de espectadores, o sea el hecho de que exista en Buenos Aires una Escuela de Espectadores con 340 tipos y una lista de espera con más de 300 personas, demuestra que hay pasión por ver espectáculos, por participar en acontecimientos, y también por pensar esos espectáculos. Y yo lo noto mucho esto, en los jóvenes también, porque al lugar donde vos vas, está lleno de jóvenes, especialmente el teatro independiente, y el teatro oficial. El teatro comercial no tanto porque las entradas son muy caras, es un público mas bien adulto, yo te diría de una edad bastante grande, pero más allá de eso, yo creo que también hay una enorme franja de público adulto y de público digamos de ancianos, es muy impresionante, la corriente, la franja de gente mayor, entre comillas, que va al teatro.
G.A.: Pensaba esto que decías acerca del lugar de la crítica y otra cosa que está ocurriendo es que de pronto a veces los mismo directores, antes de la puesta en escena, hacen como una previa digamos, en la cual invitan a un determinado sector de público para terminar de construir la obra…
J.D. : Exacto, exactamente, a mí me parece que hoy el protagonismo del espectador es mucho mayor que en el pasado, y creo que los teatreros lo saben esto, porque el que verdaderamente constituye el movimiento de público, es el público, es el mismo público que se autoalimenta y se auto multiplica en una red incesante que no para digamos, porque están por supuesto las redes sociales, están por supuesto los medios, pero es fundamentalmente el boca en boca, es decir, la relación de la persona que le dice al otro no dejés de ver esto , no sabés que maravilla que es, ¿no viste a Banegas todavía?, andá a ver a Banegas, no sabés, no te la podér perder… Entonces hay un entusiasmo contagioso, que muchas veces no llega a formular grandes categorías, porque por ahí vos le decís: pero ¿por qué te gustó? y te responden y… me encantó.
G.A.: Claro, no lo pueden definir bien con palabras técnicas…
J.D. : Tal cual, tal cual, pero tiene una potencia reproductiva que yo me baso mucho en eso, mucho, mucho en eso, para mí hay algo de… como te podría decir, de atender esas corrientes, que es prioritario a atender las corrientes de los colegas, y que muchas veces están pensando en otras cuestiones y no justamente en ese movimiento de impresiones, de sentimientos, de apreciaciones, que yo veo en el público, y que es muy importante.
Muchas veces me pasa que los mismos espectadores de la escuela, son los que van marcando qué espectáculos ir a ver, porque yo por ejemplo estoy yendo a ver otras cosas, pero veo que lunes tras lunes me dicen andá a ver tal cosa, andá a ver tal otra, como no la viste todavía, y veo que los colegas no hablan de eso y voy a ver esa obra y me encantó… o sea que hay algo muy sensato en el espectador.
G.A.: Esta apreciación que ellos hacen desde su propia formación como espectadores , ¿no?
J.D. : Totalmente, y perdóname, un ejemplo mas: nosotros a fin de año en la Escuela de Espectadores damos un premio que se llama Premio de los Espectadores, justamente, que lo dan los espectadores, los espectadores votan las diez cosas que más le han gustado de todo el año, este año vimos cuarenta y cinco espectáculos, y eligen de eso el actor que más les gustó, el escenógrafo que más les gustó, y es maravilloso ver la votación, porque indudablemente lo que eligen es lo mejor, es decir, hay un criterio de mucha sabiduría. Este año eligieron entre otras cosas a Marilú Marí a Paola Barrientos, al actor de El loco y la camisa, Julián Paz Figueira; al director de El loco y la camisa, Nelson Valente, a Patricio Contreras, a Javier Dolte, o sea mucha sabiduría en la elección, en la capacidad de identificar a los mejores actores, a los mejores dramaturgos, a los tipos que están haciendo el teatro más potente.
G.A.: También podríamos pensar que este espectador, entre comillas, de teatro, es un espectador que por algo viene a un espacio, una disciplina que trabaja mucho sobre el tema de la reflexión…
J.D.: Yo creo que se debe en parte a que hay una gran contradicción entre la riqueza del teatro y la pobreza de la crítica en los medios. Es decir, el espectador siente que esta faltando una mediación con los artistas que hoy ya los medios no pueden dar, lamentablemente la crítica en los medios se ha pauperizado…
G. A.: Y eso a qué se debe?
J.D.: Yo lo veo al crecimiento de otras industrias, ha crecido la televisión, ha crecido el cine, ha crecido la música, en los suplementos de espectáculos el teatro tiene un lugar mucho más chiquitito, más digamos… menos frecuente, más marginal por decir así. Por otro lado se ha reducido el centimetraje, o sea vos no podés hacer una gran crítica, larga crítica explicando, desarrollando, sino que tenés muy poquito espacio, tenés que ir a lo fundamental, lo cual se riñe con la complejidad, en un espectáculo hay un texto, un director, hay actores, hay coreografías, iluminación, vestuarios y tenés cien líneas con suerte para poder desarrollarlo.
Por otro lado se ha generado en el periodismo un proceso de exigencia de mayor legibilidad, entonces la crítica se pauperiza en cuanto a discurso, porque no solamente le falta espacio sino que ese poquito espacio aparece yo diría simplificado por recuadritos de calificación, o por titulados y copetes que son a veces más grandes que la nota misma, entonces ahí hay algo del periodismo jugando en contra, digamos.
G.A.: ¿Hay algún modo de resolver esta problemática que vos señalás?
¿Cómo se compensa esto? Se compensa con la creación de otros medios, revistas especializadas, páginas en la web, el trabajo con las Escuelas de Espectadores, pero creo que solo acceden a estos lugares un público muy especializado, un público muy inquieto, que no es el público masivo y dos por tres yo escucho -yo estoy muy atento a los espectadores- que dicen: “leí en el diario tal un espectáculo, le pusieron muy bueno, lo fui a ver confiando en el muy bueno y me clavé y es una pena, me arruinaron la noche, me cobraron $100 la entrada” , o sea realmente un tipo que apostó al crítico y el crítico lo decepciona, entre otras cosas porque recomendó algo que al otro no le gustó pero también porque con su crítica no creó las condiciones de comprensión de ese espectáculo. Ese espectador no confía mas, porque te le metiste en el bolsillo, te le metiste en su tiempo libre, y además lo aburriste.
G.A.: Jorge, la investigación ocupa un lugar importante en tu vida, pero también la docencia, contanos un poquito…
J.D. : Mirá, en cuanto a la investigación estoy trabajando en varias líneas digamos, yo vengo tratando de renovar el pensamiento teórico en Argentina, introduciendo filosofías del teatro, teatro comparado, cartografía teatral, que son algunas líneas de innovación que están teniendo muy buena acogida en el mundo por las universidades extranjeras, que están también trabajando estas líneas, que son líneas de innovación irradiadas desde Argentina, eso a mi me pone muy contento porque en gran parte lo que yo he hecho es sistematizar el pensamiento que he escuchando en los grandes maestros: Pavlovsky, Daulte, Bartís, Kartun, Vivi Tellas, a mí me corresponde de alguna manera una sistematización de algo que yo tomé, de estar con los teatreros, de los grandes artistas de Argentina.
Por otro lado está la historia, yo saqué hace poquito un libro “100 años de Teatro Argentino”, nuestra historia, nuestro teatro es fascinante, y estamos terminando ahora unos tomos enormes, mas de 800 paginas cada uno, de historia del teatro en la post-dictadura, del ’83 para acá… es una época maravillosa, la verdad… no me canso de descubrirla, porque cuando creo que ya llegué a entender un poco la cosa, aparecen más datos y más … y todo es sorprendente.
G.A.: ¿Cuándo van a empezar a aparecer esos tomos?
J.D.: El primer tomo el año que viene, con el aniversario de los 30 años de post-dictadura, de 1983 – 2013, el tomo primero va a tomar del ’83 al ’89, ese es el primer tomito… después la tercera línea que yo estoy trabajando, por un lado la teórica, por otro lado la histórica en Argentina, y por otro lado la historia del teatro universal. Yo doy la Cátedra de Historia del Teatro Universal en la UBA, y salió un tomo donde trabajé fundamentalmente realismo, simbolismo y vanguardias, y ahora estoy sacando un segundo tomo donde publico fundamentalmente expresionismo, post vanguardia y teatro de la destotalización que sería aproximadamente del cuarenta y pico para acá… eso en cuanto a investigación. En cuanto a docencia, la UBA es mi centro de trabajo fundamental, la Escuela de Espectadores, y después tengo un contacto muy fluido con universidades, fundamentalmente por las maestrías y los doctorados que ha crecido mucho.
Trabajo mucho con la Universidad de San Martín, la Universidad de Rosario, la Universidad del Litoral, la Universidad Nacional de Córdoba, pero bueno, es mi pasión la docencia, yo creo que me viene de mi mamá, ella es maestra y a mí me encanta… es algo que yo siento desde muy chiquito…
G.A.: También veo una pasión muy fuerte en la producción teórica porque he estado mirando un poco, tenés más de 100 volúmenes de trabajo escrito…
J.D. : Sí… sí … es un tema que es parte de mi vida, entonces … yo no lo pienso como trabajo, porque es como si yo te dijera vivo pensando… escribiendo… y entonces los libros son de alguna manera la consecuencia… no son el objetivo… un poco la consecuencia de una manera de vivir, que tiene mucho que ver con una pasión por el pensamiento, a mí siempre me preguntan si no me gustaría ser actor, o si no me gustaría escribir dramaturgias, o dirigir, y la verdad que no. Yo estoy muy cómodo y muy feliz con esta capacidad de vincularme con el teatro a través de la expectación y de la formación de espectadores, la crítica, la investigación, la historia, para mí es un costado tanto o más fascinante que la creación y que la actuación o digamos el hacer teatral, yo creo que el espectador forma parte del hacer teatral, es parte fundamental, y ser un muy buen espectador es un trabajo complicado con mucha tarea invisible, porque nosotros vivimos estudiando para poder estar un poquito a la altura de los desafíos de la cartelera, un miércoles vas a ver Calderón de la Barca, el jueves vas a ver Sarah Kane, el viernes vas a ver Vaccarezza , hay que tener información, hay que conocer, entonces es como que es un trabajo muy duro, muy arduo y hay que estar muy encima.
G.A.: Hablaste de La Ley de Medios, esta nueva ley creo que va a ayudar mucho…
J.D. : Si… es fundamental porque permite por un lado la democratización, la extensión, la posibilidad de que regionalmente se tengan medios multiplicados, yo voy mucho a Miramar, y adoro Miramar, hace ya 30 años que voy, y vos te das cuenta que prácticamente no tiene televisión propia, vive de la televisión de Mar del Plata, o de la televisión de Buenos Aires, entonces el hecho de que la Ley de Medios favorezca la aparición de una producción local y sobre todo que pueda generar contenido propio y trabajo regional, a mí me parece fundamental, por eso espero que se ponga cuanto antes en ejercicio porque lo otro realmente es una búsqueda de poder, digamos de concentración de dinero…
G.A.: Si, aparte para que él público pueda tener otras posibilidades, vos ves que hay programas en ciertas emisoras- vos mismo estás en la AM 750 y en Radio Nacional – que le permiten al oyente que le gusta la radio, poder interiorizarse de cosas que en los otros medios radiales no tiene…
J.D.: Sí, totalmente. Por eso creo que va a ser muy importante, creo que va a ser un antes y un después y por otro lado le va a dar mucho trabajo a los jóvenes, yo tengo un equipo de investigación que son mas de 60 personas, 40 de ellos son pibes muy jovencitos, un talento, una capacidad, unas ganas y realmente es muy difícil insertarse en los medios, porque no hay, no hay lugares… está todo muy concentrado y el mismo periodista yirando por todos lados en lo que llamaríamos los monopolios, entonces me parece que la ley va a ser muy buena, y yo por primera vez voy a poder ver la temperatura de Miramar, así que bueno ojalá… hay que hacer todo lo que se pueda para ayudar a la ley…
G.A.: Bueno, contanos por último tu tarea en la radio, los programas que estás haciendo…
J.D. : Yo empecé en la radio en el año ’89, me llevó a trabajar por primera vez en la radio Osvaldo Quiroga, a quien yo le estoy muy agradecido, porque fue mi maestro, yo trabajé con él mas de 11 años, y me formé al lado de Quiroga.
Desde que empecé a hacer radio no paré, primero estuve en Radio Municipal, después me fui a Radio América, después pasé a Radio Nacional, estuve en FM La Tribu, Radio de la Ciudad, ahora estoy en la AM.750 y en Radio Nacional.
Todas las radios que realmente me invitan a estar, yo estoy ahí porque para mí es un enorme placer. La radio crea una red de afectos, y la sensación que tengo cuando viajo por ejemplo, yo llego a Santiago del Estero y la gente me conoce, a pesar de que yo voy por primera vez allá, y me conocen por que me oyen, y puedo difundir, a mí lo que más me interesa de la radio es la posibilidad de difundir, y de crear pasión, por que yo siento que a mí lo que me enseñaron mis maestros, no es tanto a aprender determinados contenidos, sino a aprender una determinada actitud frente a las cosas, y a valorizar fenómenos, por ejemplo, yo aprendí mucho con Osvaldo Pellettieri, otro de mis maestros enormes, y aprendí mucho el amor al teatro, entonces yo no se si a la gente le queda mi crítica o le interesa el artista con el que estoy hablando, pero lo que sí estoy pensando es que le está quedando el amor al teatro, esta cosa de ver, sentir que el otro está apasionado. El teatro es algo que te puede apasionar.
A mi me pasó con la radio una cosa muy impresionante, yo estaba en Radio Nacional en ese momento -y de hecho lo escribí ahora para un libro que salió sobre la historia de la radio, de Radio Nacional-, y recibo en mi casa-yo nunca doy mi dirección- un sobre por debajo de la puerta, que dice Señora Griselda de González Catán, ella me dice algo así como: “yo trabajo como empleada doméstica, vivo en González Catán, escuché que usted es de Floresta, busqué la dirección, yo le quiero agradecer porque para mí la radio es la escuela, como yo no puedo estudiar, ni puedo… entonces yo escucho los programas de la radio y para mí yo estudio en la radio y realmente con su programa para mí es como un lugar de formación”. Y después me enteré, porque esta señora me siguió escribiendo, que empezó a escribir poesía, que empezó a participar en los Festivales de Poesía en Monte Hermoso…
G.A.: Le ha servido para desplegar sus intereses…
J.D.: Yo hablaba con amor por la literatura, un amor verdadero, no un amor inventado, una cosa muy genuina de amor por la literatura, y por el teatro y se ve que algo pegó…
G.A.: Si… totalmente… aparte sentir que un espectador, o un oyente pueda sentir esas cosas… es muy estimulante y muy gratificante para uno, porque como comunicador social siente que está cumpliendo con su rol…
J.D. : Si… mirá me han pasado cosas rarísimas, como por ejemplo que me manden libros, esperando mis comentarios, o decirme un grupo de señoras que se juntan a escuchar el programa y después van juntas al teatro.
G.A.: ¿Hay algo más que te gustaría agregar para esta entrevista?
J.D. : Mira… yo… por hay lo que me gustaría decir es que estamos viviendo una época de oro en el teatro argentino y especialmente en Buenos Aires, que si los que leen esta entrevista no han ido al teatro o no van regularmente al teatro, que vayan, porque se van a encontrar con joyas al más alto nivel internacional
Por otro lado hacer votos por el futuro, yo lo que noto es que hay una nueva generación trabajando, que hay una cantidad de artistas talentosísimos de menores de 40 años, que por otro lado hay una generación de críticos, que hoy irían entre los 40 años y los 25 años aproximadamente, 24, 23, con una polenta y con una fuerza impresionante, y a la vez que tenemos más medios, porque cuando yo empecé, hace 30 años atrás, no había revistas, no había editoriales, no había medios donde se hablara del teatro, hoy tenemos el Instituto Nacional del Teatro, tenemos las becas del CONICET, tenemos el UBASIT en la UBA, El Fondo Nacional de las Artes, está Pro Teatro, entonces bueno… ojala que podamos multiplicar esto y que esta época tan floreciente del teatro no se termine, que continúe, y creo que en gran parte se debe a los espectadores, por eso, si alguien está leyendo esta nota que se convierta en espectador de teatro que la va a pasar muy bien, eso es lo más importante.
G.A.: Bueno, muchas gracias Jorge
J.D.: No, gracias a vos che, muy amable… muy amable…
*Entrevista realizada a Jorge Dubatti el 17/12/12.