“Para mí es mejor soñar que vivir”
(Federico García Lorca)
Por PACO PEPE DÍAZ ALEJO
(Especial desde España)
Dije en mi primer colaboración escrita para Generación Abierta, cuánto admiraba y compartía la frase “porque compartir los sueños es algo digno de poder celebrar”. Federico García Lorca escribió: “Llevo a Galicia en el corazón, porque en ella he vivido y soñado mucho: para mí es mejor soñar que vivir. Compostela y el paisaje gallego se apoderaron de mi en forma tal que también me sentí poeta la alta hierba, de la lluvia alta y pausada. Me sentí poeta gallego, y una imperiosa necesidad de hacer versos; su cantar me obligó a estudiar a Galicia y su dialecto o idioma, para lo maravilloso es igual…”No es extraño que quien pensó y escribió en 1935 Seis poemas gallegos crease
Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta.
¡Levántate, mi amiga,
que ya cantan los gallos del día!
¡Levántate, mi amada,
porque el viento muge, como una vaca!
Partiendo de una idea original de José Luís Gómez, Amancio Prada puso música, voz y guitarra en el recital que el pasado 12 de abril se estrenó en el Teatro Español de Madrid con el nombre de A Rosalia de Federico. Se trata de un diálogo escénico donde Amancio Prada aborda composiciones inéditas hasta hoy en su repertorio: la figura simbólica de Federico y Rosalía, de nuevo en viva voz, ante el paisaje crítico de una más que común conciencia. Alternando poemas de uno y otro el diálogo cobra vida y emoción. Federico cantando
Madrigal á cibda de Santiago
Chove en Santiago
meu doce amor.
Camelia branca do ar
Brilla entebrecida ô sol.
como después cantara a Buenos Aires en
Cantiga do neno da tenda
Bos aires ten una gaita
sobre do Rio da Prata
que a toca o vento do norde
coa súa gris boca mollada.
¡Triste Ramón de Sismundi!
Aló, na rúa Esmeralda,
basoira que te basoira
polvo d’estantes e caixas.
A lo largo de las calles infinitas
los gallegos paseaban
soñando un valle imposible
en la verde ribera de la pampa
¡Triste Ramón de Sismundi!
Sintió la muñeira de agua
mientras siete bueyes de luna
pacían en su memoria.
Y vuelve a dar voz y palabra a Rosalía de Castro:
Adiós, ríos; adiós fontes,;
adiós regatos pequenos;
adiós, vista dos meus ollos,
non sei cando nos veremos
Miña terra, miña terra,
terra donde me eu criei,
hortiña que quero tanto
figuieriñas que prantei,
prados, ríos, arboredas,
pinares que move o vento
paxariños piadores,
casiña do meu contento,
muiño dos castañares,
Sin Bach el mundo quedaría reducido (Cioran)
Patrocinado por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, en el Teatro Liceo de Salamanca, el pasado sábado 6 de abril, el poeta leonés Antonio Colinas y la violinista ibicenca Lina Tur Bonet protagonizaron un recital poético musical que con el título “La tumba negra” rindió homenaje a Johann Sebastian Bach y pasó revista a la historia reciente.
Definitivamente,
después de oír a Bach, aún debemos
creer de nuevo en la Humanidad,
aunque a veces nos crucen alambradas
de espinos por los ojos.
No le llaméis con ironía místico
a quien llegó probando torbellino humano
hasta el Dios escondido: mansedumbre de llamas.
¿Calla la tumba negra porque emite
la mejor de las músicas: silencio embriagador?
En junio de 1996 el escritor Antonio Colinas hizo una visita a la tumba de Johann Sebastian Bach en Leipzig. A la salida de esta visita, surgió un primer verso que, en días sucesivos, durante su visita a otras ciudades (Halle, Weimar), iría dando lugar a un extenso poema, de casi 500 versos, titulado “La tumba negra”. Cuenta el autor (que en esos días cumplía cincuenta años), cómo la todavía reciente caída del “muro de Berlín” y la reunificación de las dos Alemanias, no había conseguido borrar aquella división producto de la llamada Guerra Fría, y los horrores padecidos a consecuencia de las guerras vividas, de las invasiones y bombardeos, del asentamiento de campos de refugiados y de exterminio, y como todo eso fue impregnando el texto de aquel homenaje a Bach y a su música, a la música en general. Intentó reflejar temas muy vivos de nuestro tiempo, como los problemas medioambientales, y también los totalitarismos del siglo XX, y símbolos concretos como los de frontera, viaje o amor.
Mientras suena en la Partita en re menor BWV 1004 oímos la voz del poeta desgranando la historia de la humanidad, similar en aquella Alemania donde acababa de caer el muro que separaba Este de Oeste, o en la Europa del siglo XX, o en muchos lugares del Nuevo Mundo.
Catres, frío sin leña, los primeros
dineros que se ganan, el comer
para morir un poco cada día, y esa soledad
vacía -mas tan llena- de la plegaria mansa.
Hambre en viejos conventos, la amenaza
de epidemias, las guerras –que tanto odió- , orfandad.
…………….
¿Y qué hubiera sido de su música,
de aquel matemático tormento de las notas,
del furioso combate de razones que suone el vivir,
sin Vivaldi?
…………….
Me arrojó de su vientre la ballena
de la estación de los ferrocarriles
y luego, entre verdores de Turingia,
siguiendo entre las lomas dulce río,
hallé otra tumba en Weimar.
Dicen que es de oro.
Me parece que Goethe aun se niega
a extinguirse en la hoguera-museo de su casa.
…………..
Leamos en la Historia más reciente, en los túneles
de las madrugadas de los ferrocarriles.
¿Y qué es lo que leemos?
Un hombretón claveteado, con su cresta
de gallo azul que fosforece,
va y le exige limosna a un jubilado.
¿O será acaso a un sobreviviente
del descompuesto industrialismo químico?
El anciano le dice al joven que trabaje
“como en los buenos tiempos”
y éste, por respuesta , abofetea
al hombre y lo llena
de improperios soeces.
¿Son dos alienaciones, o dos épocas, las que expiran
en un único de ateridas baldosas,
en el final del túnel de un siglo que se cierra?
Aún necesitamos los humanos
respirar un espíritu concorde,
palabras misteriosas que irradien
sólo luz, como aquellas que invitaban
a saber que “ya todo está en nosotros”,
a “ser uno con todo lo viviente”.
……………..
Solo amor es la clave de las claves.
……………… (Revoltijo de hierros y ruinas de ideas.
Revoltijo de ruinas y de ideas de hierro.)
………………
(Revoltijo de ruinas y de hierros y de ideas.)
……………….
¿Cómo aceptar la manipulación
de las miradas mansas y más libres,
de quienes levantaron obras, locura, muerte,
contra todo poder?
………………..
¿Por qué cuando en el hombre brota el manantial
de los versos mejores, las melodías más dulces,
van lloviendo desgracias, vacío, enfermedad?
“¡Estamos aún tan lejos de la verdad!”, nos dijo
aquel que de sus manos fluía manantial verdadero,
quien fuera el más osado de los Bach.
………….
Ante su tumba negra yo le dije
que me iba, que no aguantaba ya
aquel lenguaje negro bajo un cielo
de piedras negras,
porque permanecían aún trancadas
las puertas de los templos-museos (o almacén),
porque habían tapiado la Razón de la Luz,
las ventanas barrocas (o del tiempo que fuera,
porque, negro y sin cuerdas, aún sonaba
el violín de la Historia.)
…………….
¿Escapaba del Este o del Oeste?
¿Hacia dónde escapaba? ¿Hasta cuándo
Escapar del pasado o de uno mismo?
……………..
Antes de huir, le había pedido al aire
una respuesta, una sola palabra verdadera
que me salvara.
………………….
Los grises mohos de la persecución
que todos los países conservan en sus sótanos
…………………
Definitivamente,
después de oír a Bach, aún debemos
creer de nuevo en la Humanidad,
aunque a veces nos crucen alambradas
de espinos en los ojos.
……………..
“Las almas
limpias y enamoradas
con el fuego de amor que embisten el madero y la piedra,
y así ya nunca más habrán de levantarse
contrarios
contra contrarios”
……………..
Respiraban
los montes, respiraba
la tumba.
………………….
Sin que apenas los labios se moviesen,
le dije a esa luz:
quedar aquí o allá detrás de la frontera
pero donde se siembre la armonía
quedar aquí o allí
mientras nos consumimos en el centro
de esa esfera sin límites y en llamas:
la del amor que es tuyo y mío, y de todos.
Salamanca la Docta va tan estrechamente unida a Miguel de Unamuno, que caminar por sus calles es llevar consigo la compañía de quien poco antes de su muerte respondiera al grito “Viva la muerte” del general Millán Astray (en los albores de la sublevación militar que se iniciara el 18 de julio de 1936), con un “Venceréis pero no convenceréis” al tiempo que se retiraba del acto para encerrarse en su casa donde días después moriría.
Una vez más la historia muestra como es imprescindible que nunca más se levanten, contrarios contra contrarios.