Betty Gambartes
“Conocemos poco de aquello que nos ha configurado como identidad”
Por ANA ALLARIA
Entramos a la sala del “Teatro La Comedia” , nos recibe Betty Gambartes, la directora de la maravillosa obra “MANZI La vida en Orsai” con una calidez y una gentileza que va a acompañar toda la entrevista. Ya desde el comienzo Betty comienza a hablar de Manzi como una cercanía y un conocimiento cotidiano y sensible del poeta.
Betty. Lo que se pregunta Manzi es si él ha podido realizar algo que trascienda, que quede. Sabe que llegó hacia la gente pero quería trascender. Y para mí la palabra trascendente es trascendente en mi vida. Esto lo comentaba con los otros dos escritores: con Bernardo Carey y con Diego Vila
G.A.:: Con los que vos has hecho “Discepolín y yo”… Betty. Está ligado a la obra de mi padre Leónidas Gambartes que es un pintor que también buscó y se preocupó por esa trascendencia y que en algún punto tiene muchísimo contacto con Manzi porque ambos responden a los ideales, las aspiraciones, las búsquedas de una época, eso es lo que me interesaba transcribir aquí, para que encontremos en esos hombres una identificación, es decir, nos sintamos comprendidos a través de la tarea de ellos. Conocemos poco de aquello que nos ha configurado como identidad. Conocemos poco de Discépolo, conocemos poco de Manzi, en verdad “nos conocemos poco” y son hombres de una riqueza infinita. Yo creo que todos hemos escuchado muchos momentos, frases de tangos de Manzi, pero desconocemos quien es Manzi, es más, no sabemos que escribió Manzi ni cuales fueron las circunstancias en las que lo hizo. De todos, eso no es lo trascendente, lo que importa es la obra, porque en definitiva, lo que queda es la obra, pero también el hecho de poder comprenderla y valorarla nos permite valorizarnos como sociedad ,que es lo que a mí me importa: que nos valoricemos como sociedad.
G.A.: ¿Cómo fue germinando este proyecto dentro tuyo? Aunque frente a un hecho artístico es muy difícil precisar….
Bety: Yo soy una persona muy intuitiva y me dejo llevar por mis intuiciones y hay veces que yo digo algo y no sé porque lo estoy diciendo, siempre estoy convencida que soy como un canal para que algo pueda llegar o algo se exprese. En realidad surgió en una conversación con Jorge en que yo le estaba presentando otro proyecto que finalmente no se hizo y Jorge me dice que canta pero que jamás cantó en publico. Yo lo miré y le dije, bueno yo te voy a hacer una obra en donde cantes. Jorge me dice que pensaba en Troilo pero Troilo no cantaba. Le contesté Manzi, se sorprendió porque tampoco Manzi cantaba. Es verdad, pero no importa, Manzi.
G.A.: -Cuando uno ve la obra, ve que la letra pasa por el cuerpo de los dos actores.
Bety: Es tal cual…me alegra profundamente lo que estás diciendo, que la letra de la canción pasa por el cuerpo. Si les pasa a ellos les pasa al público.
G.A.: : Y la verdad es que estos actores la habitan.
Bety: Claro, poder llegar al público desde un lugar nuevo, inédito, desprevenido en un lugar en donde el diálogo se continúe en la canción y cuando termine la canción se continúe en el diálogo. Que no haya una separación entre el diálogo y la canción. Es otra forma de decir, otra forma de expresarse.
Una es con música, la otra es con la palabra y valorizar el hecho de ambos elementos que componen una canción, la poesía y la música. Y retrabajar esa música y ese decir. Hay una búsqueda y una revalorización de los temas. No son lineales como los cantamos, eso es muy importante.
G.A.:: Ese ensamble que vos decís, aunque es una puesta que has hecho desde muchas facetas ¿nace del recorte que vos realizás de Manzi y después creás la dramaturgia?
Bety: Después que le dije a Jorge, Manzi, me pongo a ver la vida de Manzi y es totalmente hermética y yo me pregunto ¿Qué le pasa a este hombre? .En que cada instante se le hace pasado, entonces siempre está atormentado, en un lugar de dolor, porque siempre es la pérdida, la pérdida que él no alcanza, que él no puede. Y ese lugar de paraíso perdido es totalmente doloroso.
G.A.:: Que se le compensa con una idea de trascendencia.
Betty: Claro dejar algo que quede, entonces comentamos que lo que nos interesaba de un personaje multifacético como Manzi – no podíamos tomar toda la vida de Manzi- lo que a nosotros nos interesaba y lo que manejamos es “la canción” ,ir a la poética de Manzi y a través de la poética encontrar situaciones, los temas que nos interesaban abordar.
G.A.:: Esa mirada que tenés vos desde este asiento que estamos haciendo esta entrevista…empezaste a abrir , a abrir, abrir y que tiene algo mágico donde todo se agranda…
Betty: Sí…este espectáculo tiene esa cualidad. Vos observá que en el escenario no hay nada. Y yo estoy tan acostumbrada a trabajar con la nada, que cualquier elemento que no sea absolutamente, visualmente trascendente, a mí me resulta meramente decorativo. No puedo poner cosas por poner cosas, surgen de la necesidad. Siempre supe que había un espejo, eso yo lo tenía clarísimo y una luna. Las cosas necesarias para la acción. Un espejo, una luna, un perchero, una mesita y dos sillas. El espejo vino con Manzi. Cuando pensé la primera escena yo solo sé que quería un espejo y una luna. Y blanco, toda una caja blanca. El espejo es algo intuitivo quizás por ese diálogo del hombre con sí mismo.
Sí, quería armar un espacio onírico y un espacio real.
G.A.: Yo sentía todo el tiempo Betty que importaba entender al poeta…desde lo más humano.
Betty: En sus quiebres.
G.A.: : En sus quiebres y el afecto, de esas escenas que me emocionan profundamente donde hablan y juegan con Troilo y la cuestión de la amistad, lo cotidiano, el humor y las limitaciones como persona, frente a estos dos amores, lo vulnerable como ser humano.
Bety: Lo vulnerable es la pasión que tenía Manzi de tener una escena de amor con total….”cuando tu no estás”…y la canta Gardel y él le dice “no habrá ninguna igual” e irremediablemente dice no. Son todas fantasías. Esa agachada que tiene es tremenda, que lo pinta desde un lugar, que nos preguntamos como iba a hacer frente al hijo y el dolor de negarla y de mentir…de negarla a ella y de mentirle al hijo. Así que lo pone en el lugar de un hombre que no puede. Entonces una de las cosas que nos preguntamos a veces, tremendo, con Diego y con Bernardo por qué no pudo…no pudo…con distintos puntos de vista. No puede.
G.A.: ¿Cómo fue el proceso de ensayos? ¿Cuánto tiempo?
Betty: Mirá, yo trabajo mucho, trabajo mucho, de los temas musicales más de un mes y solo el trabajo musical para ver si estos temas son los correctos para esa voz, para esa personalidad, y si no era lo cambiamos.
G.A.: Claro…tenés que escuchar, ver el cuerpo…todo.
Betty: Yo que quería ponerle a toda costa “De barro” y Jorge que es un actorazo trabajò mucho y me dijo que prefería que no y se lo acepté. Y después “De Barro” apareció maravillosamente en el final. Y termina así: “sé que son de barro, el desprecio y el rencor”.
G.A.: Es toda la vida, es el diálogo en el medio, es una continuidad. Entonces ¿Comenzaste a trabajar con la violinista, la bandoneonista?
Betty: No, comencé a trabajar con Diego Vila que es coautor y director musical. Trabajamos hace 20 años juntos. Cuando trabajamos solos, trabajamos muy intensamente para saber exactamente como manejar los temas, como van a entrar, que carácter van a tener. Sabemos todo antes… todo.
Pero cuando está el actor sabemos que va a pasar y por supuesto eso se desarma, cambia, queda. Tiene la vida que le aporta un ser humano nuevo que trae toda su carga. Entonces trabajamos para incorporar los temas. Los temas tardan mucho más en incorporarse, en hacerlos suyos, en transformarse. Ellos toman un tiempo aparte primero y después vamos trabajando las escenas que se van probando, enriqueciendo.
G.A.: ¿Qué te sorprendió de Jorge (Suárez), de Julia (Calvo) y de Néstor (Caniglia)?
Betty.: Aprecio tanto su entrega y capacidad de creación y su enorme capacidad en un respeto extraordinario y en una libertad para ir creciendo e ir divirtiéndonos, jugando y por supuesto el hecho de ir sufriendo…porque no está probado, esto nace, no es una obra que viene de Broadway muy probada, la estamos probando, haciendo y es como un pánico el día del estreno…que se yo, porque no es la vida de Manzi, es un espectáculo . Y bueno me sorprende la entrega, la capacidad creativa, la pasión con que trabajan. Eso es lo único, el compromiso cada día y cada instante estar a full en cada instante.
G.A.: Esta obra tiene algo que se impone .Cuando uno va al teatro mira y escucha pero frente a este espectáculo una siente que te envuelve la emoción y nos envolvés en algo inesperado.
Betty.- Bueno trabajamos para eso. Es la autenticidad nada más y la capacidad de diálogo que se entabla. Mi idea es que, lo único que importa en el teatro es que la gente salga con algo, que salgan atravesados por algo. El hecho de lo que significa la ilusión de venir a ver una obra y que esa ilusión sea desbastada, no sea cumplida, a mí me parece terrible.
Cuando uno entra a un teatro, tiene que enriquecerse, no podés salir igual, sino lo siento como una estafa al espectador. El espectador viene con toda una carga de ilusión y hasta el trabajo de venir, de gastar un dinero, se viste, se programa para ver algo que lo alimente. Y esa idea de alimentar y de dar, fundamentalmente la de dar. Es fundamental, sino no tiene sentido contar nada.
G.A.: Sí, uno se impregna y cuando sale de un espectáculo que produce tanta emoción hay un cierto extrañamiento con lo que pensás que tenés cerca y sin embargo no nos damos cuenta. Salís y ves la vida con otra emoción y rescatás la identidad y el ritual del teatro.
Betty.– Yo odio lo “ligth”, lo liviano.
G.A.: Sí, yo te escucho y entiendo Betty la razón por la que el espectáculo tiene la emoción que tiene, porque vos la tenés también.
Betty.– Y yo la busco.
G.A.: Me lo mencionaste al comienzo ¿Cómo es la relación de este espectáculo con tu papá?
Betty.– Tiene mucho que ver, es la misma búsqueda de trascendencia, de una concesión frente a la nada y que las cosas deben ser trascendentes y esenciales, sino, no valen la pena, esa ha sido la búsqueda de todos, la idea de Manzi también. Y ha sido la búsqueda de todos, de Diego Vila, de Bernardo Carey y de los tres intérpretes. Ha sido la búsqueda de todos. Que sea absolutamente trascendente. Que quede.