La Llave de la Caverna
Poemas de Máximo Simpson
(Seleccionados por el autor para “Generación Abierta”)
Máximo Simpson
Nació en Buenos Aires en 1929. Periodista y profesor universitario, residió largos años en México y Brasil. Obra poética (primeras ediciones): Túpac Amaru, Faja de Honor de la SADE, 1960; Más poesía, Premio Consejo del Escritor, 1962; Poemas del hotel melancólico, Premio FNA., 1963; Hacia dónde tan lejos, 1981; Estación final, 1985; Elegías americanas, 1992; La casa y otras visiones, Premio Unico a Obra inédita, Concurso Municipal Cd. de Bs. As., y Mención Especial Premio Nacional De Poesía, Secretaría de Cultura de la Nación, 1995; Alrededores, Primer Premio de poesía diario La Nación, Bs. As., 1999; Esta precaria luz (antología),2003; Antología poética, FNA., 2004; A fin de cuentas, 2006; ese mismo año recibió el Premio Esteban Echeverría, de la Asociación Gente de Letras de Buenos Aires, Argentina. En 2007, la Asociación “Poeta s de las dos Orillas” (Montevideo, Uruguay), le otorgó la distinción María Eugenia Vaz Ferreira. En 2008 recibió el Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía. En 2012 le fue adjudicado el Premio a la Trayectoria por la Asociación Premiados Argentinos.
Plegaria
Delectación del árbol,
mansedumbre,
sonata del blancor,
convergencia del lila,
del naranja,
del tenue, del cénit,
del que consuela,
afinidad del aire
con olor a primicia,
y un alba, un alba:
pido un alba inmortal
para empezar el día.
El pasado
El pasado produce comezón,
acidez, sobresaltos,
ardores en los ojos.
Asoma por las grietas
del ocaso y el alba,
y se instala en el tuétano del día:
lo que ha sido atraviesa los portales
y se apoya en tu hombro,
te advierte y desmenuza,
te provoca y afrenta.
El pasado es ubicuo en el decurso:
aparece de pronto por los patios traseros
y aúlla detrás de las paredes,
pide tu vida para seguir viviendo.
El visitante
A Lea Lanosa de Calvetti
Es tan sólo un plumón,
es minúsculo enigma,
es infinito,
es criatura que llega cada día a mi patio,
y canta,
canta mientras mi espíritu atardece.
Su visita me prodiga esta hebra,
este humilde laurel contra la muerte:
su pacífico vuelo de una rama a otra rama,
de la nada a la nada.
To be or not to be
Yo quise ser un rojo violín desorbitado,
un ex abrupto eterno,
un jardín de magnolias o una tromba,
y sólo soy ahora profesor de nostalgias,
edecán del otoño pesaroso.
Yo quise ser el mar,
o tal vez quise ser lo que no quise,
un triángulo isósceles o un trueno,
o una momia egipcia
con su paz infinita, imperturbable.
Eso quise tal vez en mi constancia,
en mi apuro, en mi afán, en mi zozobra,
quise ser el revés, la mano izquierda,
el costado de mí, mi renegado,
y sólo soy mi tú, mi pobre mí,
un pronombre ya exhausto,
un posesivo huérfano, un despojado mi.
Eso quise tal vez,
y sólo soy ahora mi vecino,
apenas mi perfil, mi suroeste,
mi terco lateral:
estoy en la adyacencia limítrofe de mi,
y siento desazón, me extraño mucho.
Hartura
Me perturba esta dádiva incierta
de mi cuerpo trajeado,
que me lleva a la calle, al almacén,
al cine, al velatorio.
Me cansan estos ojos que no ven el reverso,
la simiente maligna que acecha en los rosales.
Es que estoy hasta el cuello de estar equivocado,
de no saber por qué, cuándo ni cómo
he caminado a tientas hasta mi edad nocturna,
a tientas, sin veredas, por atajos
de ciego sol y bruma indescifrable.
El rastreador
¿Dónde están las pisadas de mis pasos,
donde están las miradas que dejé por el aire?
En pos de aquellos rastros
camino tras el puma,
el buitre, la calandria,
pruebo pasto, mastico,
huelo el viento, la brisa,
registro las raíces,
las grietas, los resquicios,
vuelvo atrás, adelante,
giro en torno del olor a pasado,
a triste antigüedad, a tardes viejas,
convoco desde el sueño las guitarras del mar,
los tambores del tiempo.
¿Quién soy yo entre tinieblas?
Yo soy el rastreador,
el que se busca.
Dolencias
A Marta Hendler y Nicolás Espiro
Me extirparon el duelo, el infortunio,
el conturbado apéndice y la fábula,
el órgano sin bálsamo ni tregua.
Después me dieron de alta
y salí caminando, saludable,
bursátil, renovado.
Pero aún me sangraba la vértebra indecisa,
y entonces los expertos ordenaron
trasfusión intensiva
de estearato, hidroxil, propilmetil,
y dosis reforzadas de neblina.
Sin embargo mis dientes
preguntan po r un triángulo octaedro,
por un bello altamar en la montaña,
y un ómnibus que lleve a alguna parte.