Juan García Gayo (1932-2013) Poetas en Generación Abierta (3)
13 AÑOS
Las emociones suelen iluminar o envejecen mientras
dormís.
Volví al colegio con la libreta negra
donde anotar ( no me pregunten qué ni cómo)
hasta los últimos suspiros.
¿A quién están llamando? ¿A mí me llaman?
El rector es un viejo, los celadores corren hacia los
baños,
la profesora de historia repasó conmigo
los apuntes sobre un cierto mármol amarillo de Atenas
antes de ir a la cita con su amante.
Homenaje sin flores ni bandera de honor,
pretensiones de ocupar el lugar de otro.
Soy inocente y creo en la justicia,
creo en el murmullo, en los nuevos amores, en el
contagio,
en la ropa, en el arborescente vapor.
Falsifiqué la firma del boletín, es cierto;
concentré lo desconocido en un muñeco parecido a mí
o sea lo contrario de la antropofagia
y a continuación las amigas de mi hermana se desnudaron
y yo crecí, todos bajo la ducha.
Ah, el chico moralista sentado y solo en la punta del
muelle
acunado por lo que le decían las aguas.
Junté mis manos con las manos
de aquellos compañeros del colegio.
Nadie me pidió explicaciones.
Mis padres exigieron que entregara las llaves.
MELÓN CON JAMÓN
Melón, escarcha de la huerta del trópico.
Jamón, sangre seca del chancho.
El melón perdió la castidad en la cocina de las tripas.
El jamón, sobado por la lengua, todavía raspa
la dentadura y destroza la pulpa del melón
que recién lo conoce cuando muere.
Al plato donde los depositan
tanto le da el cuarteto de voces
como la intención del cuchillo y la reja del tenedor.
¡De qué manera graciosa y cruel se enlazan
estos primos que en una pila de agua jabonosa
tendrán que separarse!
Quedó lo dulce,
quedó lo salado,
quedó el abismo
y avanzar nos da miedo, retroceder nos da vergüenza.
METELE A MIL
¿Cuánto hace que la loca de la casa
no para de cantar y bailar?
Esa remera con dos números menos es justo para él
que arrastra las clásicas obsesiones por la guita y el sexo.
-La gente como vos viene mal lubricada.
-¿A mí me la contás? La gente como yo
usa zapatos de cocodrilo.
Y a medida que vuelan kioscos, casas tomadas, pizzerías,
lo líquido empozado se hace más y más irreal.
-Esto va en serio. No temblés.
Ahora bajá por México y agarrá por el Bajo.
No despertés a nadie, boludo.
Vamos, metele a mil.
MI MADRE
En esta aldea las vacas
mueren de enfermedad o de vejez
y el día de San Martín matan a los chanchos.
La niña pelirroja que aquí vive
se prueba la blusa que ella misma bordó
y después de la misa cuida,
con su hermano Balbino,
que a las ovejas no se las coma el lobo.
En otro tiempo, en otro continente,
la niña pelirroja fue mi madre.
Cada vez que la encuentro
hay un arroyo entre nosotros y mucho sol,
niños que juegan a las escondidas
detrás de un cerco de ligustro.
Nadie pregunta quién escondió el mantel
para el almuerzo
ni donde están los platos y los cubiertos.
Pero mi madre, sin advertir la falta, aparece
con una fuente de comida caliente.
Y yo le pido que nunca se canse de volver.
LOS BARES DE ANTES
No te equivoqués con las esquinas del centro
ni siguiendo el camino de las hormigas
porque aquí están, delante de tus narices, en tu historia
los bares ojerosos y, si me apuran, hasta metafísicos.
En cada mostrador, un murmullo parecido al del agua
que hierve;
el nombre fileteado en la vidriera lo dibujó un fantasma
y el paso sigiloso de la sombra
disimula la mugre que se fue acumulando en los rincones.
Siempre cerca de casa
la noble cofradía sobrevive gracias al vapor curativo
del café
y sus inspiraciones,
borroneadas con lapiceras de sangre azul, baratas,
permanecen media hora, a lo sumo,
hasta que surge otro reflejo.
Debajo de un afiche de Cinzano
los compadres del partido de fútbol
enfrentan y redoblan versiones de su loca impaciencia;
los jubilados perdieron varias fichas del dominó
pero ya no las buscan.
Más atrás alguien pidió la cuenta o se fue de paseo
o duerme o agoniza.
Lo que hace falta para ver es creer
Está escrito en el baño.
Juan García Gayo (Nació en Buenos Aires, Argentina en 1932, falleció en el mismo lugar, en 2013) Poeta, traductor y periodista.
Como traductor ha vertido al castellano a Emily Dickinson, Stephen Spender, Edwin Muir, Fernando Pessoa y Adelia Prado, entre otras voces de la poesía universal.
Fue traducido al alemán, francés y portugués.
Poemas suyos figuran en discos y antologías publicadas en España, Francia y en nuestro país.
Publicó entre otros títulos: “De emblemas y Viajeros” (1966); “Jardín Botánico” (1968, Premio Fondo Nacional de las Artes); “Las visitas nocturnas” (1998); “Cactus con flores amarillas” (1995, Tercer Premio Municipal); “Blue Lines” (2000, Primer Premio Municipal de Poesía); “Inosha” (2004); “La capa” (2004, Breve selección); “La Casa 10” (2011).