Umberto Saba, “Cita con Poetas Italianos”(2), por Julio Bepré
Dime tu adiós si a mí no me es posible./ Morir es nada. Perderte es lo difícil. La poesía de Umberto Saba comporta una ética que busca afanosamente la comunicación, un intento de ser hombre entre los seres de todos los días. Existe en su obra una sabiduría triste, a menudo desolada, que se atempera con un intenso lirismo y una continua frescura plena de humanidad. No se advierte en Saba una desesperación, pero sí un vivir no ilusionado, ligado siempre a su Trieste natal.
Umberto Saba nació en dicha ciudad en 1883 y murió en 1957. Reconocía él mismo una irregular formación cultural: Quemé en una hoguera de júbilo los textos clásicos que por falta de amor se me habían hecho demasiado difíciles (…); frecuenté por poco tiempo la Academia de Comercio y Náutica; luego me empleé para después convertirme –así lo esperaba entonces– en un buen, honesto y estimado comerciante. Transcurrida la primera conflagración mundial, Saba fue director – propietario en su ciudad de una librería anticuaria. Precisamente en ella lanzó en 1921 su Canzoniere, su único poemario, aun cuando enriquecido y dividido después con distintas secciones líricas. Sus amigos posibilitaron en 1945 la publicación de Atajos y Pequeños cuentos, y tres años después salió a luz Historia y cronohistoria del Cancionero, un lúcido estudio crítico escrito por Saba sobre su propia obra,
La historia personal de este autor arroja luz sobre su poesía. Judío por parte materna y nacido en una familia desunida al punto de haber conocido a su padre recién a los veinte años, y habiendo transcurrido su existencia en una ciudad de intensa actividad comercial como Trieste, sin un ambiente cultural propicio, Saba acusa ya en sus primeros textos las huellas de una vida solitaria y hostil, lo que convocó un moralismo instintivo, una necesidad de comunicación y un apego permanente a la tradición. Ello originó una personalidad compleja y simple a un mismo tiempo, pero dueña siempre de una poderosa fuerza expresiva.
La voz doliente de Saba nos recuerda las bondades y males de la vida, reenviándonos hacia una cotidiana experiencia de nuestros sentimientos más simples. Por todo ello la crítica reconoció en Saba a un poeta que expresaba en grado pleno la desasosegada rotación de nuestro mundo actual. El valor permanente y último de la lírica de Saba reside, sin duda, en la original intensidad de sus confesiones, no sujetas a recursos formales y estériles, sino ligada por el contrario a los mejores caminos de la poesía italiana.
INVIERNO
Es de noche, invierno ruinoso. Un poco
alzas las cortinas y miras. Vibran
tus salvajes cabellos; la alegría
te dilata de repente el ojo negro.
Aquello que has visto –era una imagen
del fin del mundo– te conforta
el íntimo corazón, cálido lo hace y satisfecho.
Un hombre se aventura por un lago
de hielo, bajo una lámpara torcida.
INVERNO
È notte, inverno rovinoso. Un poco
sollevi le tendine, e guardi. Vibrano
i tuoi capelli selvaggi, la gioia
ti dilata improvissa l’occhio nero;
che quello che hai veduto –era una immagine
della fine del mondo– ti conforta
l’intimo cuore, lo fa caldo e pago.
Un uomo si avventura per un lago
di ghiaccio, sotto una lampada storta.
EL ARBOLITO
Hoy el tiempo es de lluvia.
El día se asemeja a una noche,
la primavera parece
un otoño. Y un gran viento quebranta
al arbolito que aunque no lo aparenta está sólido.
Parece entre las plantas un jovencito alto,
demasiado para su demasiada verde edad.
Tú lo miras: tienes piedad
quizá de todas aquellas cándidas flores
que le quita el viento. Y son fruta,
dulces conservas para el invierno
sus flores que entre las hierbas
caen. Y de ello se duele tu gran
maternidad.
L’ARBOSCELLO
Oggi il tempo è di pioggia.
Sembra il giorno una sera,
sembra la primavera
un autunno, ed un gran vento devasta
l’arboscello, che sta, e non pare, saldo;
pare tra le piante un giovanetto, alto
troppo per la sua troppo verde età.
Tu lo guardi. Hai pietà
forse di tutti quei candidi fiori
che la bora gli toglie, e sono frutta,
son dolci conserve
per l’inverno i suoi fiori, che tra l’erbe
cadono; e se ne duelle la tua vasta
maternità.
MUJER
Cuando eras
jovencita herías
como una mancha de mora. También el pie
era para ti un arma, oh salvaje.
Difícil era tomarte.
Todavía
joven, todavía
eres bella. Los signos
de los años, aquellos del dolor, acercan
nuestras almas, una las hacen. Y detrás
de los cabellos muy negros que enrollo
entre mis dedos, no temo más la pequeña
blanca y puntiaguda oreja demoníaca.
DONNA
Quand’eri
giovinetta pungevi
come una mora di macchia. Anche il piede
t’era un arma, o selvaggia.
Eri difficile a prendere.
Ancora
giovane, ancora
sei bella. I segni
degli anni, quelli del dolore, legano
l’anime nostre, una ne fanno. E dietro
i capelli nerissimi che avvolgo
alle mie dita, più non temo il piccolo
bianco puntuto orecchio demoniaco.
PALABRAS
Palabras,
donde se reflejaba el corazón del hombre
–desnudo y sorprendido– en los orígenes.
Un rincón busco en el mundo, un oasis propicio
que las limpie con mi llanto
de la mentira que las ciega. Reunión
de memorias espantosas, como nieve
al sol se diluiría el cúmulo.
PAROLE
Parole,
dove il cuore dell’uomo si specchiava
–nudo e sorpreso– alle origini; un angolo
cerco nel mondo, l’oasi propizia
a detergere voi con el mio pianto
dalla menzogna che vi acceca. Insieme
delle memorie spaventose il cumulo
si sclioglierebbe, come neve al sole.
LAGO
Pequeño lago entre los montes –de día
las acaloradas vacas beben en tus orillas
y reflejas estrellas en la noche– hoy siento
tu claridad en un escalofrío.
La juventud ama la juventud.
Dos muchachos aquí una vez llegaron.
Juntos te descubrieron, ojo de hielo.
LAGO
Piccolo lago in mezzo ai monti –il giorno
le calde mucche bevono ai tuoi orli;
a notte specchi le stelle– mi sento
oggi in un brivido la tua chiarezza.
La giovanezza ama la giovanezza.
Due fanciulli qui vennero una volta.
Ti scoprirono insieme occhio di gelo.
LOS AMIGOS MUERTOS
En ti reviven los amigos muertos,
y las extintas estaciones. Que tú existas
es un prodigio, mas otro lo supera:
que en ti reencuentres un tiempo mío que fue.
Deambulo en un país
que ya no existe, remotísimo, sepulto
por mi voluntad de vida. Es éste,
no sé, el bien o el mal que tú me hiciste.
I MORTI AMICI
I morti amici rivivono in te,
e la morte stagioni. Che tu esista
è un prodigio; ma un altro lo sorpassa :
che in te ritrovi un mio tempo che fu.
In un paese m’aggiro che piú
non era, remotisimo, sepolto
dalla mia volontà di vita. È questo
il bene o il male, non so, che m’hai fatto.
SONETO DE PRIMAVERA
Ciudades, pueblos y cumbres lejanos
sonríen felices al sol de primavera.
Vuelve serena la nativa ribera.
Llenos de canto están el mar y los llanos.
Yo solo aquí con mis deseos vanos
te exalto mi altiva e inexperta alma;
después cansado de noche me reduzco
en mi pieza con un mañana incierto.
Me ubico en el pequeño y blanco lecho
y vuelvo a pensar en una edad ya ida,
en el amor y el porvenir que me desgarran.
Y si escucho en la sombra la voz amada
de mi madre acercándose para después morir,
con el llanto a menudo mi duelo dulcifico.
SONETTO DI PRIMAVERA
Città paesi e culmini lontani
sorridono lieti al sol di primavera.
Torna serena la natia riviera.
Sono pieni di canti il mare e i piani.
Io solo qui di desideri vani
t’esalto, mia inesperta anima altera;
poi stanco mi riduco in sulla sera
alla mia stanza, e incerto del domani.
Là seggo sovra il bianco letticciolo,
e ripenso a un’età già tramontata,
a un amor che mi strugge, all’avvenire.
E se nell’ombra odo la voce amata
di mia madre appresarsi e poi morire,
spesso col pianto vo addolcendo il duolo.
TRIESTE
He atravesado toda la ciudad.
He subido luego por una cuesta
populosa al principio y más allá desierta,
cerrada por un muro bajo:
un rinconcito en el cual me siento
solo. Y me parece que donde él termina
se acaba la ciudad.
Trieste tiene una huraña
gracia. Si quiere
es como un muchachote áspero y voraz
con ojos azules y manos demasiado grandes
para regalar una flor.
Es como un amor celoso.
Desde esta cuesta cada iglesia, cada calle
descubro; se maquina en la repleta playa,
o en la colina en la cual, sobre la pedregosa
cima, se aferra la última casa.
Entorno
sobre cada cosa deambula
un extraño aire, un aire tormentoso,
un nativo aire.
Mi ciudad que en toda parte está viva,
tiene un lugarcito hecho para mí, para mi vida
pensativa y esquiva.
TRIESTE
Ho attraversata tutta la città.
Poi ho salita un’erta,
popolosa in principio, in là deserta,
chiusa da un muricciolo:
un catuccio in cui solo
siedo; e mi pare che dove esso termina
termini la città.
Trieste ha una scontrosa
grazia. Se píace,
è come un ragazzaccio aspro e vorace,
con gli occhi azzurri e mani troppo grandi
per regalare un fiore;
come un amore
con gelosia.
Da quest’erta ogni chiesa, ogni sua via
scopro, se mena all’ingombrata spiaggia,
o alla collina cui, sulla sassosa
cima, una casa, l’ultima, s’aggrappa.
Intorno
circola ad ogni cosa
un’aria strana, un’aria tormentosa,
un’aria natia.
La mia città che in ogni parte è viva,
ha in cantuccio a me fatto, alla mia vita
pensosa e schiva.
CIUDAD VIEJA
A menudo cuando retorno a mi casa
tomo una oscura calle de la ciudad vieja.
En algún charco se refleja amarillo
cualquier farol, y la calle está colmada.
Aquí entre la gente que viene y va
de la taberna a la casa o al burdel,
donde los hombres son mercancía y residuo
de un gran puerto de mar,
yo vuelvo a encontrar al paso en la humildad
lo infinito.
Aquí prostituta y marinero, el viejo
que blasfema, la hembra que disputa,
el soldado que se sienta en la tienda
del vendedor de frituras,
la tumultuosa juventud enloquecida
de amor,
son todas criaturas de la vida
o del dolor.
Como en mí el Señor se agita en ellos.
Aquí al sentirme junto a los humildes.
mi pensamiento se hace más puro
donde la calle es más soez .
CITTÀ VECCHIA
Spesso, per ritornare alla mia casa
prendo un’oscura via di città vecchia.
Giallo in qualche pozzanghera si specchia
qualche fanale, e affolata è la strada.
Qui tra la gente che viene che va
dall’osteria alla casa o al lupanare,
dove son merci ed uomini il detrito
di un gran porto di mare,
lo ritrovo, passando, l’infinito
nell’umiltà.
Qui prostituta e marinaio, il vecchio
che bestemmia, la femmina che bega,
il dragone che siede alla bottega
del friggitore,
la tumultuante giovane impazzita
d’amore,
sono tutte creature della vita
e del dolore;
s’agita in esse come in me, il Signore.
Qui degli umili sento in compagnia
il mio pensiero farsi
più puro dove più turpe è la vita.
EL JOVEN CON LA CARRETILLA
Está bien reencontrar en nosotros los amores
perdidos, conciliar en nosotros el agravio;
pero si la vida en tu interior te pesa
llévala tú hacia afuera.
Abre de par en par las ventanas o desciende
hacia la gente; verás que poco basta
para regocijarte: un animal, un juego
o, vestido de azul,
un joven con una carretilla
y con su voz al cuello la lleva por la calzada abierta,
y apenas va en bajada encuentra una subida,
No corre más puesto que vuela.
La gente de la calle que en esa hora es tanta
protesta, después de tirarse atrás.
Cuando más grande es el estrépito y enojo
el más se contonea y canta.
IL GARZONE CON LA CARRIOLA
È bene ritrovare in noi gli amori
perduti, conciliare in noi l’offesa;
ma se la vita all’interno ti pesa
tu la porti al di fuori.
Spalanchi le finestre o scendi tu
tra la folla: vedrai che basta poco
a rallegrarti: un animale, un gioco,
o, vestito di blu,
un garzone con una carriola,
che a gran voce si tien la strada aperta,
e se appena in dicsesa trova un’erta
non corre più, ma vola.
La gente che per via a quell ‘ora è tanta
non tace, dopo che indietro si tira.
Egli più grande fa il fracasso e l’ira,
più si dimena y canta.
EL SUEÑO DE UN CONSCRIPTO
La hostería de afuera
Ahora que se adormeció el choque
de muchas pasiones en el aliento
de la noche profunda y ha hecho la ronda final
en el ultimo trayecto;
que allá solo y con sigilo
aún arde una humeante mecha,
pienso en un suave reposo,
pienso en el extravío que seguía al fervor
de mis sueños dentro de una antigua
hostería, hoy de extramuros, en las horas
de la libre salida.
Estaba allá con mis nuevos compañeros,
allá con ellos sentado en una mesa
que era un estorbo, cuando una sombra
bajó hacia mí, esa que con su fuerza y sus penas
sostuvo mi lejana vida,
desde aquel crepuscular tumulto.
Bebía atónito y a sorbos
mis dos centavos de vino.
No un poeta: era yo un perdido
que se hacía el soldado,
mirándose en torno del populoso mundo,
con torpeza y en silencio.
Que como los demás, en negro vino
permutaba su cobre escaso;
que con besos su madre lo mandaba
no triste y tampoco alegre.
En la tupida mente
una idea sola, traída
por un sonido lejano: quizá fuese la prescripta
ora seguida a la retirada.
Ni se desgarró ese velo,
ni a vivir volví a ésta mi vida,
antes que en la helada calle
estuviese la noche en el cielo.
IL SOGNO DI UN COSCRITTO
L’osteria fuori porta
Or che di molte passioni l’urto
si addormì nel respiro
della notte profonda,
e fatto ha la ronda
ultima l’ultimo giro;
che là solo e di furto
arde ancora un lucignolo fumoso,
penso, in blando riposo,
penso lo smarrimento che al fervore
dei miei sogni seguiva, entro una antica
osteria fuori porta, oggi, nell’ore
della libertà uscita.
Ero là con i miei nuovi compagni;
là con essi seduto ad un’ingombra
tavola, quando un’ombra
scese in me, che la mia via lontana
tenne, con la sua forza, con le sue
pene, da quel tumulto vespertino.
Centellinavo attonito i miei due
soldi di vino.
Non un poeta, ero un sperduto
che faceva il soldato,
guatandosi all’intorno l’affollato
mondo, stupido e muto;
che come gli altri, in negro
vino il suo poco rame barattava
che coi baci la mamma a lui mandava,
triste no, non allegro;
con nella mente fitta
sola un’idea, recata
da un suon lontano: fosse la prescritta
ora transcorsa della ritirata.
Né si squarciò quel velo,
né a vívere tornai di questa mia
vita, prima che fredda nella via
fosse la notte e in cielo.
DESPEDIDA
Ustedes lo saben, amigos, y yo lo sé.
También los versos se parecen a las pompas
de jabón. Una sube y otra no.
COMMIATO
Voi lo sapete, amici, ed io lo so.
Anche i versi assomigliano alle bolle
di sapone; una sale e un’altra no.
EN EL TREN
Miro los árboles desnudos, la campíña
desierta con tonos invernales. De ti pienso
que te alejas, que te vas de a poco.
La tarde se pone como un rosado fuego
sobre las casitas, sobre los rebaños. Huye
el tren y acerca en su carrera gentes,
algún animal pequeño y gallinas
de colores varios.
Dolorido está mi corazón porque siente
que ya no vive en tu pecho. Calla
cada otra angustia por ésta. Y apenas
resiste la difícil vida tantos males.
Pero tú callas de acuerdo con tu ley,
y es vana mi añoranza.
IN TRENO
Guardo gli alberi spogli, la campagna
deserta, a tinte invernali. A te penso
che ti allontani, che lasciai da poco.
Mette la sera come un roseo fuoco
sulle casette, sugli armenti; il treno
in fuga volge nella corsa folle
qualche animale giovane e galline
versicolori.
Straziato è il mio cuore come sente
che più non vive nel tuo petto. Tace
ogni altra angoscia per questa. Ed appena
la dura vita a tanti male regge.
Ma tu muti conforme la tua legge,
e il mio rimpianto è vano.
Nota y traducción: Julio Bepré*.
*Julio Bepré: Nació en 1945 en la Provincia de Córdoba, Argentina. Reside en Buenos Aires. Poeta, ensayista, traductor del italiano al español. Tiene una vasta obra poética publicada.