“Sin Palabras: Crudo invierno de 1976 en Buenos Aires” , por Alicia Neira
Sonó tardío el timbre del consultorio. Fui decidida para recibir a la persona esperada, pero me sorprendí al abrir la puerta: ese rostro desencajado, mi querida amiga y colega Sara, psicoterapeuta de Pedro (1).
-¿Estás esperando a Mónica?
-Si
-Los “chuparon” anoche. (2)
-hhhhssss!!! Y el bebé?
-Se lo dejaron al abuelo
Desesperadas buscamos todos los libros y papeles que “pudieran comprometerme”, según se comentaba por esos días.
-Esto hay que quemarlo!!!
-¿Dónde?
Puse todo en el bolso grande y lo llevé a casa de mis padres.
-Papá tengo que quemar esto.
Rápidamente hizo un hoyo en el parque sin importarle sacrificar el cuidado césped. Al ver el contenido de ese bolso exclamó, preguntando en tono de reproche
-¡¿Viniste con esto en el colectivo?!!!
Asentí con la cabeza, temblando frente a la llama que crecía.
Vi sus lágrimas, por primera vez, y sentía las mías.
Ahí entendí el peligro en que vivíamos.
Alicia María Neira
(1) Pedro, cónyuge de Mónica. Padre y madre de un bebé de pocos meses. Simpatizantes de la teoría marxista. Se conocieron en un instituto de rehabilitación. Él tenía una malformación congénita en el pié y ella, las piernas pléjicas por secuela de poliomielitis. Trabajaban como empleados públicos.
(2) “los chuparon”: expresión que refería al hecho de llevarse personas a destinos desconocidos sin explicación alguna, después de irrumpir violentamente en su vivienda. Esto era realizado por los “grupos de operaciones” del posteriormente llamado “terrorismo de estado”.