Pedro Aznar
“Estoy más transparente”
Por Daniel Horacio Grad
El tiempo pasa (como es sabido) y deja huellas. En lo relacionado con la música algunos de los hitos más recientes son, entre otros, el festejo por parte de Juan Carlos Baglietto de sus quince años con la música (volviendo además al Teatro Ópera) y los diecisiete años de reunión de “Memphis, la blusera” que se festejaron también “a lo grande” (en el Teatro Gran Rex). Pedro Aznar habló con “Generación Abierta” sobre otros festejos. Puntualmente, Pedro Aznar presentó algunos temas de “Los Beatles” en el marco de la exposición “Sgt.Pepper-30 años” (que se llevó a cabo en el “Centro Cultural Borges”).
G.A.: ¿Qué significa para vos interpretar canciones de “Los Beatles”?
P.A.: Es lo que hice toda mi vida por la calle. Lo hacía desde niño en mi Liniers natal y hoy me resulta un honor, en una exhibición como ésta, tener el privilegio de hacer estas canciones y hacerlas arriba de un escenario. Canciones de los Beatles son patrimonio de todos. Uno las canta en la ducha, cuando lava los platos o en momentos íntimos. Son como parte de la vida de uno. Cantarlas con público que las escucha es como apropiarse en cierta forma del autor y, en este caso, es un honor.
G.A.: Un homenaje a ” Los Beatles”, 30 años de “Beatles” y ¿en qué cambió el mundo en estos 30 años?
P.A.: En todo. Se llegó a la luna, desapareció la guerra fría. Son demasiadas cosas, es mucho para mencionar. La Argentina tiene gobiernos democráticos desde hace casi 13 años. Es demasiado para abarcarlo en pocas palabras.
Hace poco hubo una muestra en la que se trataba de homenajear los 30 años de rock nacional…
Creo que se cambió tanto como ha cambiado el mundo o como ha cambiado el país-para bien y para mal si se quiere-. A veces me gustaría que volviera un poco más esa especie de bohemia lírica creativa que había en grupos como “Almendra”, “Color Humano”, “Sui Géneris”.
Había una mezcla de inocencia y de desparpajo al principio. No se esperaba nada. El rock no era parte de la cultura central, se lo tenía como una cosa subterránea y casi desaparecida culturalmente. Entonces los músicos eran como parias y eso lo tomaban en un buen sentido. Eso les permitía no estar atados por los lazos de familia, digamos, eran como las ovejas negras. Me gustaría ver que se recupere un poco eso, esa especie de encanto y de desacartonamiento del principio.
G.A.: ¿El cambio de Pedro Aznar en estos 30 años?
P.A.: Hace 30 años no era nadie. Era una hormiga atómica. Es demasiado tiempo para abarcar. Todavía no tengo la suficiente edad para mirar 30 años para atrás y verme desde que era adulto. Yo hace 30 años era un niño, pero un niño mismo. Sí te podría decir en los últimos 20 años, que es prácticamente el principio de “Serú Girán”. Creo que el principal cambio es que ha aflorado más de mí. Siento que arriba de un escenario la gente ahora me ve: se me ve quién soy, se me ve qué me pasa, se me ve lo que hago, se me nota todo. Estoy más transparente.
(*) Pedro Aznar es músico. Desde el año 1977 a hoy tiene en su curriculum haber participado en más de 60 discos (entre los que editó como solista, los que apareció como integrante de “Serú Girán”, como integrante del “Pat Metheny Group”, con Charly García en “Tango” y en colaboración con muchos otros artistas).
Aznar “plus”
“Nos vamos a ir a la hostia”
Siempre es un placer encontrarse con Pedro Aznar, por eso ahora reproducimos parte de una charla (siempre vigente) de un tiempo anterior a este que vivimos hoy.
G.A.: ¿Para vos qué es esta realidad cultural?
P.A.: Es todo lo que le pasa a la gente. Lo que se suele llamar cultura, lo que mucha gente llama la cultura con “k”, es la cultura oficial o lo que se trata de establecer acartonadamente desde los medios oficiales como cultura, es apenas una pequeñísima porción de la torta. La realidad cultural es lo que nos pasa a todos todos los días. La cultura la vamos haciendo todos entre todos y es desde lo que le pasa a alguien en los barrios más alejados hasta lo que pasa en las galerías de arte más sofisticadas en que supuestamente pasa lo último de lo último como expresión artística. Desde eso hasta cómo una mujer lava la ropa o cómo maneja un taxista en un barrio alejado de la ciudad. Todo eso hace a la cultura de la ciudad, todo eso hace a la idiosincrasia de una comunidad determinada.
G.A.: ¿Cuál es un punto de encuentro?
P.A.: Es el alma. Hay una frase por ahí que dice que en la oscuridad todos somos iguales. En la oscuridad todos los humanos somos gente que tiene frío, tiene calor, tiene hambre, llora, sueña, se rie, ama, odia, tiene proyectos, esperanza y desesperanza. Cuando dejamos de vernos las caras y de oír el idioma en el que hablamos o cómo decimos lo que decimos, lo que queda es eso: el alma es desnuda. El resto es cultura, si queremos enroscarlo con lo anterior. Las diferencias culturales son las que nos enriquecen en realidad. Mucha gente le tiene
miedo a la diferencia del otro. Es, por ejemplo, el hecho de que me ponga nervioso la diferencia del otro porque quisiera que todos fueran como yo. Si todos fueran como yo sería un opio, sería un plomo. Sí. Hay gente que no respeta las diferencias y en las diferencias es donde nos enriquecemos todos. Creo que lo que todos tenemos en común es el punto de encuentro. Hay una canción de Brasil que dice : “somos todos iguales en esta noche por el miedo de la lluvia y el barro, por el miedo de los truenos, frente a las risas de los payasos y al rugir de los tambores en la arena del circo”. En la alegría, en el dolor, en el miedo, en todo eso somos todos iguales.
G.A.: ¿Cómo presentás al disco que sigue a “David y Goliath”?
P.A.: Creo hablan por sí mismo las canciones. Te diría que es un disco más directo que “David y Goliath” en cuanto al mensaje de las letras. No porque “David y Goliath” fuera derivativo, no porque fuera un disco abstracto. Este que le sigue trata de menos temas. “David y Goliath” es un disco muy abarcador en cuanto a temática, incluso en cuanto a estilo musical. Este disco está más angosto en cuanto al foco, más apuntado hacia un determinado lugar : estilísticamente en cuanto a la música y en cuanto a la temática de las letras también. La temática del disco en general es sobre los vericuetos del amor y sobre el estado de cosas hoy. Hay una canción que se llama “Mundo en llamas” que en el estribillo dice : “¿Cómo vivir en un mundo en llamas sin convertir en hielo el corazón?”. Esa es la sensación del disco. Estamos metidos en un gran torbellino y ¿cómo hacer pie en medio de esta zozobra?. Sentimos que estamos todos arriba de un barco que tiene varios agujeros y que está haciendo agua y no sabemos muy bien qué salvar primero, si vale la pena salvar este barco, si lo que tendríamos que hacer es saltar y aprender a nadar en medio del océano o qué, si hay tiburones. No sabemos de qué va. Y abandonar la esperanza es la peor forma de suicidio, o sea que lo que uno trata de hacer es seguir haciendo pie de la mejor manera que pueda.
G.A.: Sobre los temas musicales : ¿hace mucho de “Septiembre”?
P.A.: Si lo tomamos como cosa metafórica: sí, hace muchísimo. Si tomamos a “Septiembre” más que como una canción como un lugar de idílico, ya que en cierta forma esa canción evocaba en el clima musical algo idílico, sí hace mucho. Ha pasado mucho. Estos últimos 14 años desde que publiqué esa canción fueron muy terribles. La década del ’80 trajo cosas muy dolorosas. El mundo cambió radicalmente desde entonces hasta ahora y no quiero decir con esto que hay que abandonar la poesía. Muy por el contrario : hay que tomarla cada vez con más pasión, porque recuperar la poesía es algo de lo que nos puede llegar a salvar. Hemos vivido estos últimos 10 o 15 años en un estado tal de abandono de valores humanos monstruoso. La era Regan/Bush, la aparición del SIDA, el agujero de ozono, el desastre ecológico por todos lados, que todavía sigan explotando guerras por todas partes, que haya la cantidad de gente refugiada que hay en el mundo en este momento, la superpoblación. Te podría seguir enumerando catástrofes. No quiero ser un profeta del apocalipsis, pero han sido 15 años muy terribles. O sea que sí : “Septiembre” está muy lejos, pero yo estoy muy lejos de abandonar la poesía. No es lo que voy a hacer.
G.A.: ¿Qué nos podrías contar de “Los chicos de la calle”?
P.A.: Te podría contar que hace poco estuve tocando en Puerto Alegre y que me sorprendió y me alegró mucho ver que la Municipalidad de allá hizo un programa con chicos de la calle para que ellos relaten sus experiencias y escriban un libro y los derechos de autor son de ellos. Entonces hubo un grupo de maestros que se ofreció voluntariamente y les enseñó a los chicos (que no sabían leer ni escribir) un poco la técnica de escribir y más o menos cómo relatar sus historias. Esta gente los ayudó e hicieron un libro maravilloso que se llama “Letras en la calle”.
G.A.: Otro tema musical y ¿qué de las ideologías?
P.A.: Eso de que las ideologías se murieron y toda esa cuestión, aparentemente es así. Yo me imagino que si a los anarquistas de principio de siglo les hubieran dicho que en algún momento de este siglo iban a caer las ideologías, se hubieran puesto a saltar en una pata, hubieran dicho: “por fin se van a dejar de joder con esto de los partidos y de las jerarquías”. Lamentablemente el fin de las ideologías lo que hizo es poner el énfasis en el dinero, en definitiva. Lo que rige el mundo en este momento es, de la forma más despiadada posible, el poder, la guita y el sálvese quien pueda. A eso nos llevó el fin de las ideologías. En lugar de habernos deshecho de las estructuras ya vetustas y oxidadas, que ya no nos servían para nada, para bien, para ir a una cosa de mayor libertad para el ser humano y de mayor bienestar para todos, nos fuimos absolutamente para el otro extremo. Entonces, se acabaron las ideologías y se acabaron las opciones. Ahora todo lo que hay es una gran carrera, todos corriendo para el mismo lado en todo el mundo, detrás del poder. De esta manera, obviamente, no sirve. De esta manera nos vamos a hundir más rápido todavía.
G.A.: ¿Cómo es la historia que viene?
P.A.: Te podría decir cómo es la historia que me gustaría que venga, pero hacer utopías en la historia es un poco ya pasado. Si voy a ser totalmente honesto con vos, lo que me imagino que viene no es nada simpático. La lógica no explica el mundo, obviamente. El mundo es un caos. Adentro de todo caos hay un orden, pero en realidad, lo que predomina es el caos. Es terrible. Al menos que hagamos algo pronto, nos vamos a ir a la hostia.