“Cuerpo de mujer: Entre el silencio y el empoderamiento”, por Adriana Gaspar
Valeria Zabala,
aborda en su Libro – Objeto: El Jardín
del que nos expulsaron, la violencia simbólica, probablemente la más
invisibilizada socialmente. Es una violencia silenciosa, velada, recorre cada
intersticio de quien la padece y poco a poco se apodera de la víctima casi sin
dejar huellas.
Se ejerce de un modo aparentemente sutil, solo aparente, ya que en ella, se
centra la relación de fuerza – poder.
De esa sutiliza se nutre la artista para sumergirnos en su obra, desde una
estética intimista, de aspecto lúdico. Como espectadores, nos propone no quedar
atrapados en el estado de shock, ante el primer contacto con la obra. Su
intención es que el público comience a mirar lentamente el Libro – Objeto y
poco a poco tome conciencia de la magnitud conceptual del mismo. Valeria
Zabala, nos remite, al “Jardín del Edén, del que fue expulsada Eva”,
ya en su origen se manifiestan los tormentos que sobrellevó la mujer a lo largo
de los siglos y que aún padece.
La violencia simbólica, seguramente, constituya uno de los ejes de violencia
con más dificultades para ser detectados. La artista construye un relato visual
que la pone al descubierto, desafiando los mandatos de la sociedad actual, que
intenta constantemente naturalizar las relaciones de poder, éstas, se
convierten en unos de los aspectos más peligrosos en la lucha por la
desigualdad, la discriminación, la estigmatización y los derechos de las
mujeres en los distintos ámbitos institucionales. En palabras de Pierre
Bourdieu, “ La televisión goza de un monopolio sobre lo que pasa por la cabeza de
una parte significativa de la población”. Hoy la televisión, junto con
las redes sociales son los instrumentos que alistan a la población, valiéndose
de las normas que asigna la sociedad machista que impone el mercado, opacando
de manera constante el empoderamiento que están adquiriendo las mujeres en la
actualidad.
La artista pone de manifiesto esta problemática que nos atraviesa. Fundamenta
su obra en historias que se reescriben y en ellas opera su deseo de libertad e
inclusión. La silueta del cuerpo femenino intenta salir del encierro al que la
condenaron, el que se encuentra materializado en una caja de color negro,
asociado a la muerte. Ella está parada ahí, en el centro de un ataúd que se
abre y nos interpela. Su figura se aferra a esa naturaleza que la rodea, que la
mantiene viva, se apropia de su frescura, de la saturación de sus colores.
Aunque continúa latente un intento amenazante de silenciarla, amordazarla. Sin
embargo su silueta enigmática, sigue allí, firme, queriendo huir de esa
connivencia que se establece entre los actores dominantes de la sociedad
patriarcal, dado que solo con la complicidad de quienes la sufren, ellos pueden
ejercerla.
Valeria Zabala abre su libro objeto, un tibio sonido comienza a escucharse,
voces que susurran a su alrededor empiezan a expandirse, el sonido se hace cada
vez más potente, invade el espacio en un grito de auxilio, el que se
multiplica. La idea es dejar al descubierto esa violencia que finge no dejar
marcas, ni heridas, pero que poco a poco puede constituirse en un hecho letal,
el que ocurre, casi sin darnos cuenta.
Lic. Adriana Gaspar
-Bibliografía: Bordieu, Pierre, Sobre la Televisión. (Editorial Anagrama, S.A., Barcelona 1996).