Beatriz Soto García
Una mitología urbana
Por Rosa Faccaro
La figura humana en sus múltiples y cambiantes configuraciones, el cuerpo especular, el fantasmático, los rostros colectivos, los míticos y religiosos, son concebidos por Beatriz Soto García en esta serie de trabajos escultóricos que abarcan el período 1992-2000. Una visión hierática y silenciosa ha caracterizado su obra en el campo de la escultura como en el de la pintura. En sus últimas producciones la artista abre un interrogante sobre el hombre y la mujer de nuestro tiempo; ellos evidencian el estado de incomuncación de los habitantes de las grandes metrópolis.
La trayectoria artística de Beatríz Soto García se inicia en la década de los setenta. Su inscripción en el campo de lo surreal presenta una interesante metamorfosis. Las caracterís-ticas formales son diseñadas con suma contención. Las estructuras cerradas, casi herméticas, nos remiten a un tiempo suspendido, congelado, provocando en el contemplador una especie de espectación.
La fuerza que emana de estas creaciones está sometida a leyes perceptivas de tensión, donde el vector enérgetico está dirigido al centro mismo del volumen. El bloque escultórico se halla concebido con estas características. En él podemos vislumbrar un sentido de fuerza centrípeta, o contrariamente, en una especie de constelación irradiente responde a ciertas leyes de la multiespacialidad.
Al referirse a su obra, Rafael Squirru cita lo siguiente: “Podemos atravesar las duras peripecias de esta versión del mundo llena de acechanzas, de peligros, de signos, para que podamos llegar sanos y salvos a la salida de la “selva selvaggia, áspera y fuerte, que en la mente renueva la pavura”.
Beatríz Soto García desarrolla su obra en un proceso constructivo que fusiona diferentes técnicas escultóricas. Me refiero a la talla, el modelado y ensamblado como respuesta a las resoluciones adecuadas que articulan expresivamente su lenguaje plástico.
Una excelencia de montaje- propia de un estilo que requiere una ascesis ejecutiva- posibilita una lectura despojada de la imagen. La obra ha sido pensada previamente, luego esculpida sobre el bloque directo.
Los materiales elegidos exaltan sus colores y calidades texturales debido al tratamiento impuesto a los mismos, es allí donde observamos un indudable oficio y la virtuosidad del orfebre resolviendo encastres y engarzados.
Se visualiza en estas obras de Beatríz Soto García un sentido de abstracción geometrizante, esto se puede ver con mayor elocuencia en los pequeños formatos. Los materiales duros como el bronce y el mármol son piezas de relojería en sus precisiones, así lo indica:”De Vuelta”.
Realizada en dolomita italiana, “Monólogo”, se sitúa en una estructura cúbica, donde al igual que en otras piezas, al modelado y tallado le suceden el ensamblado y montaje.
En “Eclipse”, las cabezas del hombre y la mujer unidas, en una expresión mítica, presentan en su acoplamiento fuerzas polares bifrontes. Mientras que las que simbolizan figuras empresariales poseen las características y atributos de la época, enfatizando su rol de luchadores activos en la maratón competitiva de la sociedad actual.