Conflictos en la Escuela -Primera Parte-
Conversando con Alicia Iofrida(1), Isabel Moreno(2) y Alicia Longo(3)
Por ALICIA NEIRA
“El conflicto nos implica a todos”
G.A.-Es habitual referirse a ‘los conflictos’ como algo negativo. ¿Cómo lo entienden Uds.?
Consideramos que no son pertinentes las connotaciones de ‘positivo y negativo ‘ para esta temática. El conflicto es un fenómeno inherente a la vida cotidiana y, lo es también en esta situación que nos convoca: la convivencia en la institución escolar.
Conversando con una familia compuesta por el papá, la mamá, una hija en escuela media y un hijo en primaria, respecto al tema de los conflictos en la escuela, comentaron lo siguiente:
Para la mamá y el papá, el principal conflicto es el trato despreciativo que algunos profesores tienen con sus alumnos adolescentes.
Según la hija el principal conflicto en la escuela es ‘el cuidado o mejor dicho la falta de cuidado de los chicos hacia la escuela. Escriben las paredes, ensucian los bancos. Empiezan las clases tenés todo recién pintado, limpio y a las semanas está todo que es un asco’.
El hijo que está cursando séptimo grado, considera que el conflicto más serio son las peleas entre compañeros. Por cualquier pavada empiezan a las trompadas. ¿Qué me mirás? Si sos mi amigo ¿por qué estás con ese? y no esperan para seguir hablando. Te lo dicen y ya te dan una trompada.
G.A.-Según lo que observé y escuché en algunas escuelas primarias, para muchos padres lo importante es cómo está la escuela. Si está ordenada o desordenada. Si cuidan a los alumnos cuando salen al patio.
Para ellos esto vale tanto como las tareas que realizan en los cuadernos . Para los maestros, en cambio … el conflicto surge cuando aparece algo diferente en la conducta de los chicos.
G.A.-¿En la conducta como comportamiento o en relación a qué aprenden o qué no aprenden?
Yo diría que en general, preocupa más el comportamiento, porque incide de manera directa en las posibilidades de aprender y de enseñar. Para desarrollar tanto la enseñanza como el aprendizaje en el ‘contexto escolar’ se requiere de cierto orden, convenciones y pautas. Es por esto que el tema de la conducta llega a ser un conflicto. Un conflicto donde muy bien no se sabe qué hacer y se resuelve en el momento. Pero poder analizarlo, poder pensar otra estrategia es complejo. De hecho se afronta… pero es realmente muy difícil de abordar y resolver.
Estas diferentes opiniones y miradas dan cuenta que cada cual toma la temática como puede, desde su propio lugar y según cómo ve el mundo. La cuestión sería abrir el conflicto para que empiece a circular. Porque es tan válido lo que sienten los padres, lo que siente la maestra como lo que sienten los alumnos. Serían distintas miradas de una misma situación que se significa de modos diferentes.
Conocemos escuelas donde los conflictos parecen irresolubles y cuando deciden solicitar intervención profesional externa, lo hacen desentendiéndose y delegando las propias responsabilidades a la espera de soluciones mágicas.
En la cultura de la escuela el ejercicio del poder tiene mucho peso en la temática del conflicto. Porque hay ciertos modos de ejercer el poder que obturan el despliegue del conflicto para su resolución.
G.A.-En este tema, ¿el poder sería poder para qué?
Puede ser para determinar exclusivamente el responsable del conflicto. ¿Quién tiene la culpa? Generalmente la culpa la tiene el alumno que se ‘porta mal’. También puede ejercerse para estimular la distribución de las responsabilidades de todos los involucrados y afrontar la resolución.
Si la culpa la tiene el que menos se puede defender, el que menos puede cuestionar tus paradigmas o tus creencias, entonces no hay modificación y el miedo o la angustia que produciría la incertidumbre (propia del sentirse involucrado) sigue negándose. Así es cómo las soluciones son siempre de emergencia y el conflicto de base permanece intacto, manifestándose de maneras diferentes en distintos momentos.
G.A.-Retomando… se había dicho que para la mayoría de los docentes los conflictos más difíciles de resolver son los relacionados con ‘problemas de conducta’.
Sería cuando un alumno no cumple con las reglamentaciones de convivencia propias de la institución.
En general el planteo es en términos de que el alumno cambie y acepte esas reglas comportándose en función de ellas. Entonces supongamos que ese alumno conflictivo no cambia y resuelve irse de esa escuela. Ese mismo conflicto se va a repetir en otro momento con otro alumno, si es que en la institución no se genera una instancia de reflexión para pensar ‘en qué parte de este conflicto estoy ‘yo’ comprometido como maestro, directivo, auxiliar de la escuela, como padre del alumno, y empezar a comprender qué puedo modificar desde mí para la resolución del conflicto’.
Esta sería una posición en la que consideramos que el conflicto nos implica a todos y estamos involucrados de manera diferente porque cada cual tiene su específica responsabilidad.
G.A. -Lamentablemente estos planteos no son frecuentes en las escuelas.
No, generalmente se responsabiliza a un solo actor de la situación (alumno, maestro, director, familia).
El tema del conflicto da miedo y angustia. Tal vez, porque todo conflicto remite a un cambio y el cambio desestabiliza.
En algunas ocasiones hemos escuchado: ‘Acá que está todo bien, es este chico el que trae conflicto’ … ‘entonces pensemos algo para este chico’. Sabemos que se está aludiendo a la intervención de algún agente externo u otra escuela.
G.A. -¿Se dan cuenta qué difícil es ponerse en la otra posición?.
Lo preocupante es que cuando se responsabiliza al alumno, tampoco se piensa en su subjetividad. En realidad el planteo sería ‘estamos pensando en un ideal de alumno que debe acatar esta normativa que significa la normalidad’. Entonces ¿de qué conducta estamos hablando? Lo que se espera es un comportamiento estereotipado y cuando alguna conducta se aleja del estereotipo no se piensa en la singularidad del alumno sino únicamente en la normativa. La inquietud se podría resumir en ‘cómo hacer para que ese chico cambie en función de la normativa’.
Bueno… aquí nos encontramos con la cuestión de la flexibilidad de las instituciones. ¿Cómo pueden afrontar ese cambio de enfoque que proponemos? Hay instituciones más flexibles que pueden afrontarlo sin que cunda el pánico y de hecho lo hacen.
En esto es muy importante el estilo de gestión de los directivos o equipos de conducción de las escuelas. Si generan espacios de reflexión, si ante una situación conflictiva proponen pensar y convocan a todos los involucrados, de este modo van marcando modalidades de funcionamiento no tradicionales en cuanto a tiempo y forma.
G.A. -Recuerdo en este momento una anécdota: al entrar en la dirección de una escuela primaria veo colgado en una pared un cartel tamaño hoja de cuaderno, de fondo blanco y escrito en rojo: ‘quien piensa diferente de mí, que no piense’.
Eso es fundante. ¡¿Quién se anima a pensar ahí?!.
¡¿Y quién se anima a pensar diferente?!
Si lo piensa no lo dice porque sería víctima y culpable de generar desmanes y desórdenes en la institución.
De todos modos, en esa institución ya está bien determinado cual va a ser el estilo de respuesta ante el conflicto.
No sé si en todas las instituciones es tan claro. Allí está bien explícito.
Es mucho más peligroso cuando esto mismo es implícito. Porque uno se puede confundir cuando el discurso va por un lado y el accionar por otro.
G.A. –En otra escuela una vez me dijeron ‘yo no discrimino, vengo de un distrito de zona marginal, tengo suficiente experiencia con comunidades de distintas culturas…pero tampoco me gusta que ésta sea una escuela de bolivianos que están siempre aspirando regresar a su país, que acá en la escuela no hablan o hablan mal, algunos ni saben usar el inodoro, vienen mal higienizados’…
En este ejemplo el conflicto sería el esfuerzo que se hace para soportar estas diferencias y que probablemente un día se vayan del país.
En el discurso se puede inferir un intento de funcionamiento comprensivo y reflexivo pero el conflicto se elude en tanto se percibe pero no se elabora y resuelve. Digo esto porque no vasta con la toma de conocimiento de la realidad, es necesario elaborar un proyecto pedagógico para dar respuesta a esa realidad. Paulo Freire dice ‘la escuela tiende a impedir el conflicto como factor de desestabilización llevando al conformismo e impidiendo todo cambio posible’.
Acuerdo, porque ‘tomar conciencia de’ implica describir la problemática con una actitud crítica que integre la reflexión y la acción. Las transformaciones son posibles a partir de encontrar la multiplicidad de sentidos que permanecen ocultos. Es decir develar el nivel imaginario de las personas que interactúan para favorecer la aparición de lo que no se dice, de lo que se dice mal y se oye mal, de lo que parece y se quiere decir pero se distorsiona, de los miedos, de los sufrimientos vinculares.
Un conflicto muy serio es el del abordaje de la diversidad cultural en las escuelas.
A veces la escuela se polariza en una actitud de desprecio por lo diferente o de aceptación ingenua de la diversidad.
G.A. -Pero también si se consideran todas las diferencias culturales se puede llegar a una situación amorfa carente de normas.
Los inmigrantes (bolivianos, peruanos, paraguayos, etc.) tienen su cultura, usos y costumbres. Por otro lado también es cierto que la escuela está en esta sociedad, en esta ciudad, es este país y tiene su cultura. Y que los maestros tienen su cultura, usos y costumbres.
En algún momento llegamos a pensar que podríamos considerar una cultura de la escuela y otra cultura de las familias. Los docentes son afectados por esta situación. Porque llegan a la escuela con su manera de vivir, de hablar, de pensar y se encuentran con alumnos y familias diferentes….
Que no responden a lo que ellos esperan…
G.A. -¿Cómo se maneja esa situación de manera que no sea despreciativa para nadie?
Es importante que se califique la cultura de origen pero que tampoco la escuela quede desdibujada sin poder enseñar.
Este mismo conflicto yo lo veo ante las normas. Parece claro cuando obedecemos las normas o las desobedecemos. Pero ¿qué pasa con quién no las puede obedecer?
1 Alicia Iofrida es Psicopedagoga en el sistema educativo.
2 Isabel Moreno es Directora de Escuela pública.
3 Alicia Longo es Psicopedagoga en el sistema educativo