Educación

El uso del Ajedrez como Recurso Terapéutico

Hora de juego con niños y entrevistas con adolescentes.
“Viendo a un niño jugar, soy la persona más feliz del mundo”

Por la Lic. ANABELLA OSSANI*

“En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta”.
Pablo Neruda.

La hora de juego en terapia es un medio de entendimiento y obtención de alivio, una manera de conocer al niño o al joven, permitiéndole trabajar en el vínculo con el terapeuta cuestiones que lo aquejan, ayudándolo a expresarse y a aceptarse.
En dichas sesiones terapéuticas utilizando el recurso del juego del ajedrez, se logra un conocimiento amplio de ellos, evaluando por ejemplo, con cuál pieza se identifican, cuál les agrada más y cuál les disgusta, qué sienten, qué emociones emergen al jugar, cómo aceptan las reglas pautadas, etc.
¿Para qué elijo usar el  ajedrez en las entrevistas terapéuticas?
El juego milenario del ajedrez es CULTURA, permite el desarrollo de diversas habilidades cognitivas, fomenta la capacidad atencional, la estrategia, el pensamiento analítico, promueve un sano desarrollo de la autoestima, obliga a acatar pautas, no es un juego solitario, hasta puede jugarse en dos equipos, y nos ayuda en la resolución de problemas.
El objetivo de su uso es el fin terapéutico en sí mismo, debido a que en muchas ocasiones, por un límite de tiempo, no se logra concluir el partido. Es lícito aclarar que no son clases de enseñanza de ajedrez propiamente dicho, son sesiones terapéuticas en donde el uso del juego nos sirve como recurso lúdico para conocer al niño, y para trabajar desde allí cuestiones interesantes como límites, frustración, competencia, y para que poco a poco cada niño logre integrar aspectos de su personalidad, que lo ayuden a crecer y reflexionar sanamente.
Antes de comenzar les doy  una consigna breve y puntual, según la edad del niño y también teniendo en cuenta sus posibilidades y si le entusiasma la propuesta.
Es muy importante explicar las consignas y reglas de juego de una forma lúdica, por eso la presentación del material es fundamental ya que hay niños que no conocen el juego, en los casos que lo conocen o han jugado, sólo se da la consigna, sino los invito primero a conocer las piezas, como se mueve cada una, que las ubiquen en el  tablero, les cuento que es un juego de estrategia que en su origen fue creado para reyes y que representa las figuras de personajes que vivían en esa época, que consiste  en  un tablero con 64 figuras cuadradas iguales y 32 piezas que simbolizan los roles de los diferentes personajes. Los invito a “ser” cada personaje, qué sienten, qué se imaginan en cada rol, cuál les gusta más, en muchas ocasiones les pregunto, para que creen que estos dos equipos de los dos reinos compiten, y las respuestas de los niños son interesantísimas. ¿Y si fueras el REY, qué harías? ¿Cómo solucionaría este problema la REINA? Y luego si es posible, en la medida de cada niño y respetando su singularidad intento que integren las respuestas a su vida y a lo que lo está aquejando, como soporte, como ayuda, a través del darse cuenta.
El juego permite que el niño lleve sus conflictos a un ámbito simbólico (Irwin, 1983), les permite verbalizarlos, exteriorizarlos, y así trabajarlos en el vínculo que se construye con el terapeuta, en este caso utilizando las piezas del juego de ajedrez, el tablero, la confrontación. Proyectándose a sí mismos en el juego, se pueden ir visualizando cuestiones importantes, que permiten asumir responsabilidades, logrando aliviar el sufrimiento, y quizás actuando lo que no se animan en su vida cotidiana.
En el caso de un adolescente de 13 años  a quien le costaba tomar decisiones por sí sólo, que eran acordes a su edad.  Acostumbrado a que en muchas ocasiones su mamá decidía por él sin consultarle, abandonaba el juego de ajedrez cuando perdía a la REINA: “Sin ella no puedo jugar más…es la que domina todo…tiene más poderes…”  A partir de allí, trabajamos mucho integrando la fuerza del REY como lo masculino, logrando que él pueda ir decidiendo por sí sólo varias cuestiones que eran importantes para su crecimiento.
“Jugando va conociendo al otro y se va conociendo, jugando va desarrollando su capacidad de percibir la realidad, jugando irá resolviendo los conflictos que le preocupan…”                           
Cuando un niño juega, arma, edifica un espacio imaginario en el cual prueba habilidades y capacidades que no están dentro de sus posibilidades inmediatas, éstas, le resultarán útiles en su futuro. Por ello el juego es vital en el desarrollo sano del infante, tiempo de juego…de experimentar…de ser allí en una actividad lúdica, eso que será en un futuro. El juego es sanador, reparador en sí mismo, permite la construcción de potenciales, la expresión de miedos, favorece la imaginación y el darse cuenta de  habilidades.
El pequeño juega a ser el rey, la reina, o actúa como el caballo, y allí les hago trabajar el imaginario de cada pieza, que “Jueguen a ser…” y a partir de éste interesante trabajo de expresión, tanto corporal, verbal y emotivo surgen datos y darse cuenta sumamente valiosos. No sólo pueden inventar ser el rey, sino por ejemplo qué tipo de rey quieren ser, ensayar el don de mando, el dar órdenes, el dirigir y a quien les hace acordar esta figura, etc. Como son ellos dando órdenes y como las aceptan de otros.
Otro trabajo interesante  que les sugiero, es que reemplacen cada pieza por un miembro de su familia, algún amigo, hasta algún maestro, alguien de su círculo cercano y les transfieran los poderes de cada una de las piezas. 
Para ejemplificar elijo contarles una entrevista con un niño de 6 años a quien le costaba acatar límites en su hogar y en su colegio. Eligió ser él mismo el caballo, y relinchaba por todo el tablero diciendo: “Ico, ico…soy un caballito salvaje…nadie me puede atrapar…” y empujaba otras piezas tirándolas. En ese instante le pedí si podía contarme que sentía siendo ese caballito salvaje, que corría y corría. “Soy poderoso…ves, no pueden atraparme…” Le pedí que cambiara de rol, y que me contara que le parecía a él lo que sentían las otras piezas del tablero. Eligió ser un alfil y dijo: “No te queremos caballito, hacés mucho lío, nos tiraste a todos y no podemos jugar…sos poderoso pero te vas a quedar sólo…sólo por malo”. A partir de allí intenté ver si él lograba darse cuenta de algo, luego de este diálogo imaginario. Y con mi guía trabajamos como se relacionaba  con su entorno, como le costaba aceptar los límites,  cuanto se perdía de juegos con amigos, transformamos la bronca, la rabia, y así poco a poco, fue tolerando la frustración. Aceptando que todo no era posible y que no podía decidir siempre sólo. No obstante trabajé con él lo positivo de ser un caballito, integrando ambos aspectos. En las entrevistas siguientes, comenzaba eligiendo el caballo, relinchaba y correteaba por fuera del tablero y me decía: “ya está… corrió un poco por el pastito y ahora quiere ir con sus amigos de equipo…”
El trabajo incluye también el diálogo con los padres y hasta en muchas ocasiones el trabajo en conjunto con la terapeuta de familia y la participación de toda la familia, para mejorar las relaciones con el pequeño, mediante la representación de todos los miembros en las piezas y valores de las mismas en el ajedrez.
La capacidad creadora, para lograr su desarrollo, necesita ser estimulada, reconocida y sustentada. Todos nacemos con diferentes clases y grados de potencial creativo, que nos permiten abordar diferentes situaciones de diversas maneras.
El ajedrez resulta así un juego valioso, ya que les muestra a los niños, que cada movida, cada jugada, es una decisión tomada, y hay tantas diferentes  como personas jueguen.  Es una semejanza de cómo se podría, en muchas ocasiones, encarar la vida desde una visión lúdica.
Si los niños logran tener su autoestima elevada, podrán expresarse y tomarán  en serio sus propias ideas, se animarán a crear… y a  medida que logren esto,  serán más conscientes de sus sentimientos y pueden ir aumentando la seguridad en sí mismos y afirmando quienes son y por sobre todo disfrutando de la vida y de todo lo maravilloso que es ser niños.

 

BIBLIOGRAFÍA:
Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2003. © 1993-2002 Microsoft Corporation.

Calvo, Liliana, FAMILIA, RESILIENCIA Y RED SOCIAL Espacio Editorial 2009.

 

*Psicóloga clínica. Egresada con diploma de honor en  la Universidad de Buenos Aires. Especializada en Gestalt, Enfoque Junguiano, Winnicott y  Genosociograma desde el Enfoque familiar  Hellinger.  Docente de la Universidad de Buenos Aires (1999 al 2005). Miembro del Staff de Redes Comunitarias, coordinadora de “Talleres para Adolecentes” en Proyecto Comunitario, (2000).  Asistente Terapéutica de pacientes con afasia (2000 al 2005).  CO- Creadora  de los “Grupos PYR de Promoción y Recuperación  de la calidad de vida Profesional”, presentando sus trabajos  en Consejo Profesional de Trabajadores  Sociales, Servicio Social de la  Mutual AMUGENAL, (1999, 2000 y 2001) y en  Congreso  Cromañon, (2005). Co-coordinadora de los “Talleres de Cuentacuentos” del Grupo ConVivir, en Hogar  del Consejo del Niño y del Adolescente, (2004).   Coordinadora en la actualidad  del Área Psicoterapéutica del Grupo ConVivir. Realiza la atención  psicoterapéutica de niños, adolescentes y jóvenes. Y el diseño y la diagramación de la Revista ConViviendo: www.convivirgrupo.com.ar

 

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